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Los cuatro estaban subidos en el carruaje de camino al mercado y, aprovechando esto, Mitsuki quiso advertirle de algo a su yerno.—Eijirou, ¿puedo darte algunos consejos?
—Sí, claro.
—Durante el embarazo, lo más probable es que Katsuki vaya a tener antojos conforme avance y te sugiero que se los satisfagas porque podría ser malo para los bebés. Además, te aconsejo también que te armes de paciencia porque mi hijo va a tener cambios bruscos de humor y podría estar más sensible e irascible.
—De acuerdo, lo tendré en cuenta. Gracias, Mitsuki.
—No es nada, simplemente hablo por experiencia propia. Yo sufrí eso durante mi embarazo.
Entonces Katsuki, un poco harto de que hablasen de asuntos que le concernían a él como si no estuviera presente; así que dijo:
—Bueno, eso puede haberte pasado a ti pero no necesariamente lo tengo que sufrir yo.
—Tienes razón pero estoy segura de que así será.
—¿Y eso por qué?
—Porque contigo tiene que ser todo por el camino difícil.
El sub se enfadó bastante con la respuesta de su madre mas se tuvo que contener por el bien de sus bebés.
"¡Maldita vieja!
—Tchs, me parece que la menopausia ya te está afectando, bruja.
Sabiendo como era su suegra, Eijirou le hizo una señal a Tetsutetsu para que la retuviera.
—¡Mocoso malcriado!—¡Te libras por estar embazado pero, en cuanto no lo estés, me las pagarás!
—Hump, lo estaré esperando.—Contestó el rubio cenizo burlonamente.
Finalmente, la dom se calmó y poco después llegaron al mercado, así que se bajaron del carruaje y comenzaron su recorrido por el lugar.
—En ese puesto parece haber hierbas de té, vamos a echar un vistazo.
Se acercaron al puesto y la señora que era dueña del puesto los reconoció como personas de la realeza.
—Buenas tardes, Sus majestades. ¿Puedo ayudarlos en algo?—Dijo haciendo una reverencia.
—Sí, nos gustaría saber si vende hierbas que puedan ser abortivas.—Dijo Eijirou.
—Sí, las tengo. Pero no las vendo aquí por esa razón.—Respondió nerviosa creyendo que la iban a acusar de algún crimen.
El híbrido de dragón notó esto y dijo:
—No se preocupe, señora. Imaginamos que ese es el caso pero necesito saber cómo huelen.
A la mujer le sorprendió la petición pero no quiso pedirle explicaciones al príncipe.
—De acuerdo. Si desea olerlas, no hay problema.
—Muchas gracias, señora.—Dijo el príncipe Eijirou esbozando una sonrisa amable.
Entonces la propietaria del puesto le puso varios montones pequeños de las que ella vendía y el pelirrojo olió cada montón cuidadosamente para recordar todas.
—Príncipe Eijirou.—Lo llamó Tetsutetsu de repente.
—¿Qué sucede, Tetsutetsu?
—Príncipe, me gustaría oler a mí también esas hierbas. Así yo también puedo proteger a su esposo en su ausencia.
—Bien. Puedes venir aquí, yo ya terminé.
El híbrido de dragón plateado se aproximó a las hierbas y también las olió.
Después, antes de marcharse, Mitsuki le compró a la mujer un poco de té negro como muestra de su gratitud por su colaboración.
—Eijirou, Katsuki, me gustaría dar un paseo; ¿es posible?—Preguntó la rubia.
—Sí, por qué no.—Respondió su hijo.
El dom pelirrojo miró a su esposo con preocupación y le preguntó:
—¿Estás seguro, Katsuki?
—Sí, no creo que pase nada.—No te preocupes tanto.
—Claro que me preocupo, ¿cómo no podría hacerlo?—Dijo elevando la mano de su amado para besarla.
Con aquel gesto, las mejillas del sub adquirieron un tono carmesí y apartó la mirada por la vergüenza que sintió al recordar que había dos personas con ellos que los estaban observando.
—I-idiota, mi madre y tu sirviente nos están mirando.
—No me importa, como si nos mira el mundo entero.—Eres mío y no me avergüenzo de demostrarlo cada vez que puedo.—Le dijo acariciando el rostro del contrario.
—E-eso es obvio pero... Continuemos el paseo, ¿de acuerdo, Mi Marnarak?
En esta ocasión fue el dom quien se ruborizó y, por haber oído aquellas palabras mágicas; aceptó dar un paseo.
***
El turno de trabajo de Itsuka finalizó y salió del castillo para volver con el grupo antimonárquico al que pertenecía para proporcionales nueva información.
Obviamente, la chica se cambió de ropa y, cuando estuvo fuera del castillo; se puso una capa con capucha para no ser reconocida por nadie en el momento en el que llegase a la casa abandonada en el que su grupo se reunía.
Antes de entrar a la casa, la chica de cabello anaranjado se aseguró de que nadie la estaba viendo y, cuando estuvo segura de que no había nadie alrededor, entró.
"¿Estarán aquí ya?"—Pensó avanzando por la casa.
Caminó por el lugar y no veía a nadie, ni siquiera escuchaba ruido alguno; cosa que la inquietaba.
"Si no veo a nadie en el salón, me voy."
Afortunadamente para ella, sus compañeros se encontraban allí esperándola.
—¡Kendou! ¡Por fin llegaste!—Saludó el líder.
La mencionada sonrió y se acercó a él.
—Buenas tardes, Dabi.
El susodicho le sonrió de manera extraña y le dijo:
—Dime, Kendou. ¿Has obtenido nueva información para compartir con nosotros?
—Sí, tengo información valiosa.—Respondió sonriendo con orgullo.
—Perfecto. Compártela con todos nosotros.
La dom procedió a subirse en una silla para poder resaltar entre todos ellos y que así le prestasen atención.
"Este será el principio del fin de los Kirishima."—Pensó Itsuka sonriendo de forma sádica.
***
Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!
¡Espero que os haya gustado!
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Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)
FanfictionDurante generaciones, hubo tensión entra dos Familias Reales: Los Kirishima (Que eran híbridos de dragón) y los Bakugou (Cazadores de dragones). En ambas habían tenido mayoritariamente Doms y por ello no pudo ser posible una tregua, sin embargo, tod...