Capítulo 60.

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***
Al día siguiente, el joven matrimonio se levantó temprano para emprender su viaje.

Afortunadamente, el trayecto  sería de un día; más corto que el que realizó el sub cuando dejó su reino para casarse.

"Hoy conoceré a mis suegros. Me pregunto qué clase de personas son."—Pensó intrigado bajando del barco.

Entonces, se dirigieron al carruaje que los esperaba, pues Eijirou se había encargado de que sus suegros de enterasen de que iban a visitarlos.

—Buenos días Príncipe Katsuki, Príncipe Eijirou.—Saludó el jinete de carruaje abriéndoles la puerta.

Ambos entraron al carruaje y minutos más tarde llegaron al palacio, donde los padres del rubio cenizo los esperaban.

—¡Katsuki!—Exclamó Mitsuki al ver a su retoño de vuelta.

La rubia abrazó a su hijo, ignorando las quejas de éste; y luego se dio cuenta de la presencia del pelirrojo.

—Hola, tú debes ser Eijirou Kirishima; ¿cierto?

—Sí, soy yo. Un placer conocerla, Su Majestad.—Respondió el dom haciendo una reverencia.

"Qué jovencito tan educado."—Pensó ella sonriendo.

—Un placer conocerte a ti también, pero no es necesaria tanta formalidad. Después de todo somos familia, ¿verdad?

—¡Claro que sí!—Por eso quería mostrarle respeto.

—Eso te honra pero tampoco hace falta que me hables de usted. Aquí puedes ser tú mismo.

Masaru, que se acercaba con calma a ellos, decidió presentarse a su yerno.

—Mi esposa está en lo cierto, aquí puedes sentirte como en casa.—Dijo sonriéndole amablemente.

—Gracias a los dos, sois muy amables conmigo.

—De nada, muchacho.—Ahora entremos al castillo para estar más cómodos.—Dijo el rey.

Pasaron al interior de aquel palacio color vainilla. Siendo por dentro bastante elegante con tonos anaranjados y algunos rojizos. 

***

Katsuki y Eijirou siguieron a los adultos hasta el gran salón al que los llevaron, donde les iban a servir un té de cortesía una vez que estuvieran sentados cómodamente.

—Voy a ir al grano, viejos. ¿Qué tal están las cosas tras la guerra? ¿Hubo muchas bajas?

Ninguno de los dos se extrañó por las preguntas de su hijo y Mitsuki le respondió:

—Las cosas van mejorando poco a poco, esa tribu no nos molestará más.—En cuanto a las bajas, en nuestro bando hemos tenido que lamentar las muertes de algunos de los guerreros menos experimentados.

Ella se sentía mal por aquel hecho. Sin embargo, ¿qué podía hacer ella realmente? 

La muerte era inevitable cuando se trataba de una guerra.

—No te sientas mal, cariño.—Dijo Masaru para calmar a su dom.

—Sí, lo sé...—Dijo secándose las lágrimas con el dorso de su mano.

Katsuki se sintió mal al haber sacado el tema. Por lo que quiso disculparse y eso sorprendió a los adultos, pues el adolescente jamás había pedido perdón por nada.

—Hijo... ¿Acaso casarte te hizo madurar?—Cuestionó la dom.

—¿Ah?—¡Yo lo he sido desde hace bastante tiempo! ¡El matrimonio no me ha cambiado una mierda!

—Eso no es del todo cierto.—Intervino Eijirou.—Nuestro matrimonio nos ha cambiado a los dos para bien.

—¿De verdad?—Me gustaría conocer más de vuestra historia.—Dijo el de color de cabello castaño.

—Sí, yo también quiero enterarme. Cuéntanos, por favor.—Dijo prestándole atención.

—Muy bien. Os voy a contar cómo Katsuki y yo nos enamoramos.

El sub se avergonzó y le recriminó:

—¡Ni se te ocurra decir nada vergonzoso!

—Tranquilo, solamente contaré lo mucho que me amas~

—¡No sigas!

Su dom se rió y empezó a contar su historia.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!





Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora