Capítulo 44.

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***
El joven matrimonio llegó a la ubicación en la que se encontraba el carruaje familiar.

Allí se encontraban todos los adultos, quienes estaban también junto a los otros primos. Akemi estaba siendo arrastrado por su prima Hana.

—¡Suéltame, estúpida!—¡No quiero ir!

—¡Pues te aguantas!—Le respondió la sub de vuelta.

Él la miró con reproche mientras se planteaba si su prima no sería una sub defectuosa.

"Qué fastidio. ¿Por qué tengo que ir yo  a la maldita ciudad? ¡No quiero!"

Sin embargo, Akemi tuvo que resignarse o; de lo contrario, sufriría un castigo severo.

—Parece que ya estamos todos.—Dijo el Rey Daiki tras haber hecho recuento de las personas allí reunidas.—Hoy, al ser el último día de nuestros invitados; daremos un paseo por la cuidad y volveremos a la hora de la comida.

A los invitados les pareció buena idea y subieron a los carruajes, unos al familiar, y otros al de reserva. Ambos carruajes contaban con tres caballos, lo que facilitaba que la llegada fuera más rápida.

Los primeros en bajar del carruaje eran los familiares y después los príncipes y reyes, ya que hubiera sido irrespetuoso que estos últimos fueran los que tuvieran que esperar.

—Iniciemos el paseo.—Dijo Daiki para luego mirar a sus guardias.—Manteneros atentos y protegednos a todos.

—¡Sí, Su Majestad!—Exclamaron al unísono los guardias.

Entonces dio comienzo el paseo y la gente se paraba a mirar a la Familia Real pasar. La mayoría observaba con admiración, aunque hubo algunos que lo hacía con desprecio y asco.

—Mira esa familia de vagos. Viviendo a base de nuestros impuestos, Goro.—Comentó un hombre de cabello anaranjado, ojos marrones y corpulento.

—Tienes razón, Fudo... No sé a qué esperamos para matarlos de una vez y librarnos de la carga económica que suponen para nosotros.—Comentó otro hombre de cabello azulado, ojos verdes y delgado.

—Para eso debemos preparar un plan sólido y que mucha gente esté dispuesta a arriesgarse.—Pero viendo como esos estúpidos los miran, me parece que no se cumplirá pronto.

—Bueno, tal vez algunos estén fingiendo.

—Es posible.—De todos modos, pensaremos algún plan y, cuando tengamos a la suficiente gente; los mataremos a todos.

—Buena idea.—Dijo Fudo.

Su conversación se había sido en voz baja para evitar ser oídos y no ser asesinados antes de intentar llevar a cabo un plan que, próximamente; pondría en peligro a la Dinastía de los Kirishima.

***

Entre tanto, Katsuki y Eijirou caminaban tomados de la mano. Siendo el rubio cenizo colmado de besos por parte de su marido cada vez que a éste le apetecía.

—¡P-para! ¡Estás siendo demasiado pegajoso, idiota!

—Pero yo quiero besar a Mi hermoso Marnarak~

—¡No! ¡Basta!

—¡Sólo una vez más!

—Tks, vale.

Se besaron una vez más y luego el sub le preguntó por qué tanta insistencia en besarse.

—¿Qué razón puede haber?—Simplemente, te amo y quiero demostrarlo.

—No es necesario que lo hagas, ¿qué más da lo que unos extras piensen?

—Importa mucho. Para un rey es esencial que sus súbditos tengan una buena imagen de él.

—¿Sí? Pues a tu padre no pareció importarle mucho...

—Ya, eso es porque mi padre es un idiota al no valorar a mi madre pero yo soy diferente a él.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo estás tan seguro de eso?

—Porque yo desde principio te he sido fiel, incluso al principio; cuando nos llevábamos mal.—En cambio, mi padre; no tardó mucho en serle infiel a mi madre.

—¿Y cuándo comenzó a serlo?

—En cuanto supo que mi madre quedó embarazada y eso fue a los pocos meses de matrimonio.—Dijo un poco triste.

A Katsuki no le gustó verlo triste, así que le dio un beso en la frente y le dijo:

—Vamos, no estés triste por eso.—No me gusta ver así a Mi Marnarak.

Eijirou sonrió y se apresuró a darle un beso.

—Te amo mucho, Katsuki.

—Y yo a ti, bobo. Ahora deje de hacer escenas, no me gusta que la gente nos esté prestando demasiada atención.

—Está bien.

El híbrido de dragón lo tomó de la mano y se llevó a su esposo con él para continuar con el paseo familiar.

***
El paseo se había desarrollado sin incidentes hasta que la familia pasó por una de las zonas más hostiles del Reino; lo que derivó en que varias personas comenzaron a tirarles fruta podrida y a gritarles:

—¡Escoria!

—¡Basura! ¡Fuera de aquí!

Afortunadamente, como los guardias llevaban escudos; a ninguno de los integrantes de la familia les rozó una fruta.

—¡Su Majestad! ¡Será mejor que vuelvan al castillo!—Le dijo uno de los soldados.

Daiki dejó de andar y dijo:

—No. Yo soy un dom y no huiré de unos plebeyos.

Dicho esto, se hizo a un lado y se transformó en dragón para encararse a ellos.

—¡Nooo! ¡Huyamooos!—Gritaron esas personas, las cuales echaron a correr, pues eran más débiles que aquel imponente rey.

La familia aprovechó para salir corriendo. 

Katsuki y su amado no iban agarrados de la mano y esto fue aprovechado por alguien que agarró al rubio cenizo por detrás sin que pudiera defenderse.

—¡¿Qué mierda...?!

El sub fue callado con la mano de una persona que no logró ver hasta que su espalda se estampó con la pared de un callejón de la zona.

—¡Oye! ¡¿En qué estás pensando?!—Gritó cuando vio que se trataba de Akemi.

—En ti.

—¿Qué tonterías estás diciendo?

—No es ninguna tontería, ahora necesito hacer algo.

—No, ni se te ocurra.—Dijo poniéndose a la defensiva.

El dom lo apresó contra la pared y lo besó. Acción que tomó por sorpresa a Katsuki.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!


Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora