Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)

Capítulo 34.(Corregido)

***

Ya por la tarde, se fueron al pueblo para poder pasar tiempo de calidad en pareja. Mas, en esta ocasión, no hicieron uso del carruaje debido a que Eijirou se transformó en dragón para llegar antes.

Cuando aterrizaron, el pelirrojo tomó su forma humana e iniciaron el paseo.

—¿Hay algún sitio concreto al que quieras ir, Katsuki?

El rubio cenizo se quedó pensativo para, segundos después responder:

—Quiero ver el mercado de las rarezas.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Porque quiero comprobar qué tan raro es lo que allí venden.

—Está bien. Aunque creo que ese nombre es exagerado.

—Puede ser que para un medio largatija como tú que no tiene más de dos neuronas, no. Pero para el resto sí.

Tras escuchar aquel apodo que no le agradaba, agarró la  derecha muñeca de su esposo y lo arrastró hacia un callejón en el que no había nadie para acorralarlo.

—¡¿Q-qué haces?!

El dom estaba usando el comando mirada, con lo cual ésta era bastante intensa, así que por ello; el sub se sentía un poco intimidado.

"¿En qué está pensando? ¿No intentará hacer nada aquí, cierto?"

—¡R-responde!

Eijirou continuó mirándolo y dijo:

—Te advertí acerca de decirme ese apodo, ¿no lo recuerdas?—Cuestionó comenzando a tocar el torso de Katsuki.

—Ah... S-sí...

—¿Y no pedirás perdón, Katsuki ?—Le preguntó con tono sugerente para después morder levemente una de las orejas de su amado.

—Aah... P-perdón...—Contestó con tono excitado.

Eijirou sonrió satisfecho al ver el efecto que tenía en Katsuki.

"Qué sexy se ve así. No puedo dejar que alguien lo vea en ese estado."

—Siento haber tenido que hacer eso pero debes mostrarme respeto cuando estamos en público.—Dijo apartándose de él.

—Tks, lo sé.—Sigamos con el paseo.

—De acuerdo.

Se tomaron de las manos y caminaron juntos.

***
Más tarde, llegaron al mercado y se dispusieron a ver los puestos.

En algunos vendían criaturas exóticas, en otros piedras preciosas de  distintos lugares, también plantas que no eran pertenecientes al reino, comida variada, etc...

Al rubio cenizo le llamó la atención un puesto en el que se vendían unos tipos de espada que jamás había visto antes; así que se acercó soltando la mano del híbrido de dragón en el acto.

"¿Adónde irá?"—Pensó Eijirou parado en medio del camino.

Él vio cómo Katsuki se aproximaba al puesto de armas y simplemente se quedó allí a esperar al sub.

Sin embargo, no iba a estar tranquilo todo el tiempo, pues una chica que vendía pan; se acercó a él.

—Príncipe Eijirou. ¿Le gustaría probar mis panes?—Son muy grandes y esponjosos.—Dijo la panadera con tono sugerente.

—No, muchas gracias.—Le respondió sin apenas mirarla.

Ella se sorprendió por aquel rechazo, ya que los hombres acostumbraban aceptar su coqueteo.