Capítulo 101.

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***
Ya más tarde, cuando llegó la media noche; unas personas extrañas se aproximaban al castillo a través de una densa oscuridad que los ayudaba a pasar desapercibidos.

Sin embargo, no podían confiarse debido a que había tanto silencio que cualquier paso en falso podría delatarlos.

"Kendou ya hizo su parte, ahora nos toca a nosotros."—Pensó Dabi caminando cuidadosamente con los otros seguidores del grupo antimonárquico.

Sus pasos eran sigilosos y, cuando llegaron al muro del castillo, tuvieron que lanzar hacia arriba unas cuerdas con ganchos para poder trepar el muro. Esperaron unos segundos y no pasaba nada, así que pasaron al siguiente paso.

—Este es el momento clave.—Dijo Shigaraki.—Si conseguimos colarnos en el castillo, nada ni nadie podrá detenernos. Así debemos darnos prisa.

Todos asintieron y levantaron el puño en señal de acuerdo, pues no podían gritar. A continuación, comenzaron a escalar el muro muy confiados de no haber sido interceptados.

Sin embargo, cuando llegaron a la cima; había decenas de soldados esperándolos para atraparlos.

"¡Mierda!"—Pensó Dabi.

Los soldados superaban en número a los integrantes del grupo Amanecer Dorado mas eso no frenó a aquella gente a la hora de atacarlos.

—¡Ataquemos a la vez! ¡Qué esta lacra se entere del poder que tiene la Guardia Real!—Gritó uno de los soldados.

"¡No! ¡No!"—Pensó Tomura.

—¡No nos dais miedo! ¡Acabaremos con vosotros y vuestros amos!—Gritó Shigaraki.

Todo el grupo unido, atacó a los soldados pero fue en balde porque varios soldados se transformaron en dragones que quemaron a todos y cada uno de los antimonárquicos.

—¡Lo logramos!—Gritaron los soldados eufóricos por su victoria.

Seguidamente, tuvieron que reportarle su hazaña al Rey Daiki quien prometió condecorarlos y premiarlos al día siguiente en una ceremonia especial.


***

Al día siguiente, los padres de Katsuki tenían que emprender su viaje de vuelta al reino, pues como reyes no podían ausentarse demasiado tiempo.

Tras el desayuno, salieron del castillo para despedir al matrimonio Bakugou.

—Gracias por su hospitalidad y por cuidar tan bien de nuestro hijo.—Dijo Masaru haciendo una reverencia junto con su esposa en agradecimiento por todo.

—No es necesario que nos agradezcan nada, somos familia después de todo. ¿Verdad, querido?—Dijo Hiroko mirando a su esposo.

Daiki miró a su esposa y luego a sus consuegros para decirles:

—Así es, mi esposa tiene toda la razón.—Son familia, es natural que seamos hospitalarios entre nosotros.

Después los Bakugou se despidieron de su retoño y subieron a su carruaje para dirigirse al puerto.

—Katsuki, ahora tenemos que trabajar.—Dijo Eijirou.

—Sí, vamos.

El joven matrimonio volvió al interior del castillo para concentrarse en el papeleo que debían atender por su condición de príncipes.

***
Les llevó casi tres horas terminar con todo en el despacho del pelirrojo pero finalmente podían relajarse.

—Uff... ¡Al fin hemos terminado!—Exclamó el híbrido de dragón cuando terminaron su trabajo.

—Sí, menos mal.—Aunque no entiendo cómo se nos ha podido acumular tanto papeleo de un día para otro.

—Yo tampoco lo entiendo pero siento mis hombros un poco más liberados, aunque lo noto un poco tensos todavía.

El sub miró a su esposo y se levantó para ponerse tras él su espalda con la intención de hacerle un masaje.

—¿Mm? ¿Katsuki? ¿Qué haces?—Dijo al notar las manos de su amado sobre sus hombros.

—Un masaje, ¿o acaso no quieres?

—Sí, claro. Sólo no te sobreesfuerces, puedes parar cuando estés cansado.

—No te preocupes, lo haré.

Entonces procedió a masajear los hombros de su marido, sintiendo el calor corporal del susodicho.

"Eijirou siempre desprende calor, aunque eso me gusta. Sobre todo ahora Pque el invierno está por llegar."

—Mm... Katsuki...

Al escuchar a su dom gemir, Katsuki sonrió y le preguntó:

—¿Se siente bien, Ei?

—Sí, muy bien...—Respondió con los ojos cerrados, disfrutando del masaje.

—Me alegro porque hacía tiempo que no le hacía un masaje a alguien.

Su respuesta hizo que el pelirrojo abriera los ojos de golpe y le preguntase:

—¿Qué hacía tiempo que no le hacías un masaje a alguien? ¿A quién se lo has hecho antes?

—Pues a mis padres y a Izuku cuando éramos pequeños.

—Así que a Izuku, ese chico que estaba enamorado de ti...

—Sí, pero ya no lo está y, aunque lo estuviera; yo no le iba a corresponder nunca de todas formas.

—Hmp.

De repente, el sub dejó de masajear los hombros de su esposo y dijo:

—Ei, acaso tú... ¿Estás celoso de Izuku?

—Sí, lo estoy.

—Jajaja. ¡No puedo creerlo!—¿Cómo puedes estar celoso de él?

—¡N-No te rías!—Es sólo que estoy celoso de que él haya podido experimentar contigo primeras experiencias que conmigo ya no podrás.

El rubio cenizo viró los ojos y le contestó:

—Eres un tonto, Ei.

—¡¿Por qué me dices eso?!

—Porque no aprecias mis primeras veces contigo.—No te das cuenta de que eres al único al que le he dicho te amo, al primero que le he dado un beso y a quien le he entregado mi virginidad. Además, eres la persona que ha visto hacer expresiones que nadie más tendrá oportunidad de observar. ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

Sus palabras hicieron mella en el dom, que se levantó de la silla para abrazar a su esposo.

—¡Tienes toda la razón, soy un tonto!—Perdóname, Mi Marnarak. Me dejé llevar por los celos.

En ese momento, Katsuki acarició el rostro de su dom y le dijo:

—Te perdono, Mi dom. Pero debes tener más seguridad y asimilar de una vez que eres el hombre perfecto para mí. Nadie está a la altura.

El híbrido de dragón sonrió tiernamente y le dio un beso a su esposo.

—Te amo, Katsuki. 

—Yo también te amo, ¿quieres que continúe con el masaje?

—Sí, por favor.

Eijirou volvió a sentarse y el sub siguió el masaje hasta que fueron llamados para la ceremonia de condecoración a los soldados que la noche anterior habían protegido el castillo con un éxito rotundo.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!



Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora