Capítulo 26.

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***
Habían llevado a Eijirou a la sala de disciplina, él sabía lo que le esperaba; así que no estaba asustado.

—Príncipe, quítese la camiseta y siéntese de rodillas en el suelo.

El pelirrojo obedeció y se puso en posición para que, seguidamente, empezase a recibir latigazos.

"Duele... Pero no puedo quejarme. Solamente aguantar."

Los latigazos eran fuertes y la persona que se los propinaba era uno de sus tutores, el Señor Kohaku, el más severo de todos.

—¡Eres un idiota!—¡Nunca aprendes! ¡No mereces ser el sucesor de tu padre!—Le gritaba mientras le daba latigazos.

—¡Ugh...! ¡Ah!—Gritaba el dom a causa del dolor.

—¡Deja de quejarte y aguanta como un dom!—Le decía para humillarlo todavía más.

Kohaku parecía no querer parar hasta el punto de que los guardias que estaban allí se comenzaron a preocupar.

—Señor Kohaku, ya es suficiente.—Dijo uno de los guardias acercándose a él.

El susodicho se volteó y le respondió:

—¡No interrumpas!—¡Yo decidiré cuando parar!

—S-sí, señor.—Contestó sintiéndose intimidado.

Kohaku continuó hasta que se cansó.

—Parece que has aguantado... Enhorabuena.—Dijo con ironía para luego dándose la vuelta para darle la espalda.—Guardias, llevad al príncipe a la sala de curación.

—¡Sí, señor!

Los guardias ayudaron al príncipe a levantarse y uno se ellos le preguntó:

—¿Puede caminar, Príncipe Eijirou?

—S-sí, no necesito ayuda...

Se puso en pie y caminó con dificultad hacia sala de curación, donde tanto él como su padre habían estado en varias ocasiones.

Cuando llegó, varias criadas quedaron horrorizadas al verlo.

—¡Príncipe Eijirou! ¡Dios mío...!

—¿Qué le ha pasado?

Un par de ellas se acercaron a él para comenzar a curarlo.

—¿Por qué tiene tantas heridas? ¿Qué ha hecho, Príncipe?

—Defender a Mi sub.

—¿En serio?

—Sí...

Entonces le contó todo y la criada le dijo:

—Su Majestad no ha sido racional, sin embargo, debe tener cuidado con sus palabras, Mi príncipe.

—Lo sé...

Continuaron limpiando las heridas y las curaron con diferentes mejunjes. Tardaron bastante en finalizar su tarea pero lo consiguieron.

—Ya está pero prometa tener cuidado, Príncipe Eijirou.

—Lo tendré, ¡gracias!

Y entonces salió de la sala, dispuesto a buscar a su esposo.

***

Katsuki estaba en compañía de Kemy ; a la cual había ido a buscar a su hogar, pues el rubio cenizo ya sabía donde vivía la dom. Ahora ellos se encontraban en una verde pradera, donde nadie los molestaría.

—¡Me alegra tanto que me hayas buscado!—Te echaba de menos~—Dijo abrazando al sub, al cual le dio un tierno beso en la mejilla que lo hizo sonrojar levemente.

—Eres un jodida desesperada.—Bromeó.

—Sí, es cierto.—Pero es que quisiera llegar a más contigo, quiero hacer algo más que besarte.

Por el tono sincero y lujurioso de la rubia, Katsuki supo que no mentía.

—¿Tú qué piensas? ¿Quisieras llegar a algo más conmigo?

El sub se sintió nervioso y pensativo, pues hasta el momento no había pensado en ello.

—La verdad es que no me lo había planteado hasta ahora...

—¿No? ¿Por qué?

—No sé, yo sigo siendo virgen.

Ella lo miró sorprendida y respondió:

—¿De verdad?—¿Tu esposo no ha intentado nada contigo?

—Sí que lo ha intentado, pero le he rechazado, no quiero hacerlo con él.

—Ya veo... ¿Me dejarías tocarte?

—¿Tocarme? ¿Para qué?

—Para que comprobar si toleras mi tacto, ¿me lo permites?

El de ojos rubí se lo pensó y, cuando ya decidió qué responder; dijo:

—Sí, puedes tocarme.

Habiendo obtenido el visto bueno del muchacho, Utsushimi comenzó a acariciar el torso del sub.

—¿Te gusta?—Cuestionó.

—No sé... Me siento raro...

—¿Raro?—¿Te refieres a una sensación desagradable?

—No, me gusta pero de alguna manera siento que esto no está bien.

En ese instante, la dom dejó de tocarlo y su mirada se oscureció.

—¿Ya no te gusto? ¿Acaso prefieres a tu esposo?—Preguntó apartándose un poco del rubio cenizo.

—No es eso pero temo que su familia y él pudieran averiguar si he perdido o no la "pureza".

—Es imposible que averigüen eso, y aunque lo consiguieran; vuestro matrimonio es forzado, no hay amor.

—Es cierto pero no quiero decepcionar a mi familia, así que prefiero esperar.

—¿Por cuanto tiempo?

—No lo sé...

Kemy se enfadó y se levantó.

—Katsuki, me gustas pero también tengo necesidades y no puedo esperarte por siempre.—Búscame cuando te decidas.—Dijo para después darle la espalda.

—¡Espera! ¡No te vayas!

Él la había llamado mas ella lo ignoró y Katsuki se sintió mal.

"No quiero perderla pero... ¿Por qué he dudado? ¿Y desde cuándo me importa que ese medio lagartija y su familia pudieran enterarse de mi pérdida de pureza?"

El sub se sentía dudoso, ya no sabía qué pensar pero sabía que necesitaba tiempo para pensar.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora