Capítulo 63.

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***
El sub había dejado ya de mirar el paisaje y pasó a admirar a su marido con ternura.

"Es tan tierno y sexy a la vez... ¿Cómo es posible que esas dos palabras definan a una persona?"

—¡Wow! ¡Esos pájaros no los había visto nunca!—Exclamó el dom emocionado como un niño.

Katsuki sintió curiosidad por el comentario de su esposo y movió su cabeza para comprobar a qué se refería.

—Katsuki, ¿qué son esos pájaros?—Le preguntó girándose hacia él.

Reflexionó su respuesta y le contestó:

—Son pájaros de la especie Isis y solamente existen en este reino.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué?

—Por el clima, la vegetación que sólo crece aquí y por ciertas especies de insectos.

—Oh, no lo sabía...

—Sí, no es un dato que queramos difundir para evitar que nuestros enemigos los cacen.

—Así que los queréis para comerlos solamente vosotros.—Bromeó.

—No, idiota.—Nosotros no nos los comemos —Son sagrados para nosotros.

—Yo no sabía eso.

—Lo sé, por eso te lo cuento.—Puedes preguntarme lo que quieras.

—En ese caso, quiero saber: ¿Tuviste algún amor de la infancia?

—Eso no tiene nada qué ver con mi cultura.

—No, pero sí contigo.

—Bueno, si quieres saberlo...—Yo tuve a alguien que me gustó pero no pasó nada entre nosotros.

Al de dientes afilados no le gustó la respuesta, sin embargo; quería saber más.

—¿Era chico o chica?

—Era una chica, tú eres el primer y único hombre que me gusta.

—¿Ella está viviendo en tu reino todavía?

—Supongo que sí pero, de todas formas; fue un enamoramiento pasajero.

Eijirou apretó los puños por los celos que sentía.

—¿Cómo se llama?—Dímelo.

El cuerpo del  rubio cenizo tembló y no de miedo, era más bien una sensación agradable, como de excitación. Cosa lógica ya que, como sub, su naturaleza le hacía desear ser dominado.

—No lo recuerdo porque hemos estado años sin vernos.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

—Ella y yo siempre nos encontrábamos en un punto concreto del bosque pero un día dejó de venir.

—Vaya... Lo siento.

—Descuida, eso fue cosa del pasado.—Ni siquiera creo que pudiera reconocerla si la viera.

Su frase tranquilizó un poco al pelirrojo, ya que aquella chica , evidentemente; ya no significaba nada.

—De acuerdo.

—¿Ya se te han pasado los celos, Ei?

—Un poco, creo que luego me tendrás que compensar el mal rato.—Dijo guiñando un ojo.

—Por supuesto~

Katsuki se acercó y le dio un beso para luego volver a sentarse mientras esperaban a llegar a la ciudad.

—Ya hemos llegado.—Anunció el rubio cenizo.

Eijirou se emocionó al saberlo y, cuando el carruaje paró, se bajó rápidamente debido a que estaba deseando conocer más del lugar en el que su esposo había crecido.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!



Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora