Capítulo 52.

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***
Tras haber hablado con su padre, tuvo que volver al entrenamiento y no se volvieron a ver hasta horas más tarde, cuando ya volvieron al dormitorio para dormir.

—Aah... ¡Qué cansado estoy!—Exclamó el pelirrojo al dejarse caer sobre la cama.

—Eso es porque no estás acostumbrado al entrenamiento preguerra.—Le respondió su esposo poniéndose el pijama para dormir.

El pelirrojo dirigió su mirada hacia el sub y le contestó:

—Así es, esta va a ser mi primera batalla y será junto a ti. Eso es lo bueno y lo malo a la vez.

—Yo soy fuerte, no perderé.—Afirmó tumbándose a su lado en la cama.

—No digo que no lo seas, pero tengo miedo de no ser lo suficientemente fuerte y fallar a la hora de protegerte.

—¿Ah? ¿Tú a mí?—Yo he estado en varias batallas, tengo experiencia; así que seguro que será al revés: Yo seré el que te proteja a ti.

—¡Eso no pasará!—Te aseguro que he mejorado mucho durante este tiempo.

—No lo dudo, pero es que no sabes cómo funciona una guerra porque no lo has experimentado hasta el momento.

—Lo sé pero... ¡Me aseguraré de que nadie muera en batalla.

El rubio cenizo sintió lástima por el de dientes afilados, pues sabía que eso era imposible: Siempre se producían bajas en batalla.

"Pobre iluso. Pero mejor será que no diga nada, no quiero romperle el corazón."—Pensó poniéndose de lado para dormir y agarrando la manta para taparse.

Eijirou  hizo lo mismo para abrazarse a él y decirle: 

—Buenas noches, Mi marnarak. Te quiero.

—Buenas noches. Yo también te quiero, Eijirou.

Poco después se quedaron dormidos debido al cansancio.

***

Los días pasaron y el día decisivo había llegado, el ejército  de Los Kirishima se encontraba ya en el punto en el que iban a enfrentarse a la tribu; mas debían esperar a la llegada de éstos.

Todos aguardaron el momento subidos a caballo con el fin de reservar sus propias energías.

"Esto es extraño, demasiado silencioso."—Pensó Daiki.

El rey tuvo un mal presentimiento y miró hacia atrás.

—Mierda... ¡Soldados, es una emboscada! ¡Vienen por detrás!

Todos se giraron y se toparon con un gran ejército, algo bastante impropio e inesperado para una tribu. Así que pensaron que éstos habían obtenido aliados que los ayudasen con su causa.

—¡Ataquen!—Gritó el rey, encabezando la defensiva.

Los guerreros avanzaron hacia los enemigos y comenzaron a luchar contra ellos.

Katsuki se dirigió al lado más caótico, pues sintió que él debía ser el que debía poner orden por el hecho de que tenía más experiencia que su marido.

"No te preocupes, Eijirou. Me ocuparé de esto."

Se dirigió hacia el lado este y comenzó a combatir con la tribu enemiga.

Seguidamente desenvainó su espada, la cual era especial; ya que tenía piedras mágicas del reino en su composición y esto hacía que, al moverla, saliera un fuego que era similar al de los dragones.

—¡Muere! ¡Muere!—Gritaba el rubio cenizo mientras arrasaba con los enemigos.

El híbrido de dragón, por su parte; también se esforzaba en la batalla; arramblando contra los enemigos que se le aproximaban.

"¿Cómo le estará yendo a Katsuki?"

Entonces, el dom buscó a su amado con la mirada mas, cuando lo encontró; se topó con una escena aterradora.

—No puede ser... ¡Katsuki...!—Gritó convirtiéndose en dragón para ir en dirección a su esposo.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora