Capítulo 31.

1.8K 251 142
                                    

***
Ambos todavía se mantenían abrazados y tanto el pelirrojo como el rubio cenizo sintieron que los latidos de sus corazones se aceleraban.

"Katsuki no me aparta... ¡Estoy tan feliz!"—Pensó emocionado.

Continuaron así un poco más y se separaron, pues el jinete que conducía su carruaje anunció un tramo un poco peligroso, por lo que era recomendable que estuvieran bien sentados.

Eijirou miraba a su esposo con ternura y éste, debido a la vergüenza; evitaba mirarlo demasiado.

"¿Qué tanto mira el medio lagartija?"

Entre tanto, el dom pensaba:

"Mi Katsuki es tan lindo siendo tímido conmigo."

Sin embargo el sub se desesperó un poco y le dijo:

—¡D-deja de mirarme!

El híbrido de dragón reaccionó y se disculpó:

—Perdona, Katsuki pero no puedo evitarlo. Adoro cuando te pones tímido.

—¡No estoy siendo tímido, idiota!

—Sabes que sí~

—¡Qué no!

—Jajaja. Está bien, supongo que lo he podido malinterpretar.—Dijo para calmar a su marido, aunque ambos supieran que él estaba en lo cierto.

—¡No me des la razón como a un niño mimado! ¡Humph!

—No lo hago. Ni siquiera te veo como a un niño y, si quieres; te lo puedo demostrar cuando tú me digas.

El rubio cenizo captó rápidamente lo que el dientes afilados quería decir ente líneas.

—Para eso no es necesario hacer nada pervertido.—Haré como que te creo y ya.

Eijirou sonrió y no dijo nada más hasta que llegaron al castillo.

—Ya llegamos. Dame su mano para ayudarte a bajar.

—No es necesario que me ayudes a bajar, no soy un anciano ni un niño.

—Lo sé pero quiero ser cortés contigo.

—Tks, como sea.—Se quejó tomando la mano de su esposo para bajar con él.

Tras bajar, siguieron  con sus manos entrelazadas, cosa que no pasó desapercibida por parte de los reyes.

—Querido, ¿los estás viendo?—Dijo Hiroko en voz baja.

—Sí, parece que ahora se llevan mejor.

—¿Verdad?—Creo que su matrimonio será mejor avenido que el nuestro.

—Bueno, eso no es muy difícil.

—Tienes razón, ahora me retiro.—Dijo su esposa.

—Bien.

Ella se alejó del rey y buscó a su amado. El rey también se fue con sus amantes.

Entonces Eijirou y Katsuki llegaron a su dormitorio. Se pusieron el pijama y se metieron en la cama.

Todo iba bien hasta que el sub sintió a su marido abrazarlo por detrás.

—¿Q-qué haces? ¿No estarás intentando algo, verdad?

—No te preocupes, solamente quiero dormir abrazado a ti pero si te molesta no lo haré.

—No me molesta, puedes abrazarme mientras cumplas con tu palabra.

Al oír su respuesta, Eijirou sonrió.

—Gracias, Katsuki.

—No tienes que agradecer nada, bobo.

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora