Capítulo 30.

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***
En el coliseo había mucha gente esperando por ver la danza de los dragones ya que era un evento muy importante para el Reino y debía salir a la perfección.

Los Kirishima, al ser de la clase social más alta, se encontraban en la parte alta. Estando el resto de nobles más abajo.

De entre estos nobles, se encontraba Kemy Utsishimi, la cual observaba a Katsuki desde su lugar.

"Allí está... ¡Se ve tan hermoso y feliz! ¿Será que me ha olvidado ya?"—Pensó sintiendo una opresión en su pecho.

Mientras tanto, el sub observaba con atención la danza que había comenzado.

En ella cuatro dragones volaban girando sobre sí mismos, también descendían y ascendían alternativamente.

"Wow. Nunca había visto algo así. Los dragones son jodidamente geniales."—Pensó.

Eijirou veía que su esposo estaba muy absorto en la danza, cosa que le agradó. Sin embargo, quería intentar iniciar una conversación con él.

Así que, con el fin de llamar su atención; posó una mano sobre la del rubio cenizo.

—Katsuki, mírame.

El mencionado no lo pudo evitar y reaccionó volteándose hacia su marido.

—¿Te está gustando?—Le preguntó esbozando una sonrisa.

El sub se sonrojó levemente y le contestó:

—Sí, no está mal.

—Me alegra saberlo porque cada año vendremos a disfrutar de este espectáculo.—Juntos.—Recalcó dándole un beso en la mejilla.

—S-supongo.—Dijo desviando la mirada.

Aquella tierna y amorosa escena no pasó desapercibida.

"No puede ser... Katsuki se ha... ¿enamorado de su esposo?"

La rubia apretó los puños y agachó la cabeza.

"No, él tiene que estar fingiendo. Es imposible que se haya enamorado de ese tipo. Seguro que lo estará pasando mal por no poder vernos."

Eso era lo que ella quería pensar.

"Seguro que estoy en lo cierto. Pero no te preocupes, Katsuki. Te tendré de nuevo a mi lado."

***

Por otro lado, Katsuki ni se había percatado de la presencia de la dom al estar más pendiente de la danza de los dragones.

Éstos continuaban con su danza en lo alto del cielo, haciendo todo tipo de piruetas y movimientos impensables para un ser humano. También tenían un efecto hipnotizante para cualquiera que los mirase.

Aunque Eijirou parecía ser una de las pocas excepciones, pues él prefería admirar a su esposo.

Sin embargo, fue interrumpido por su fiel sirviente Tetsutetsu.

—Príncipe Eijirou, tengo algo que decirle.

El pelirrojo se volteó.

—¿Es sobre ese asunto que te dije?

—Sí.

—De acuerdo.—Entonces tocó el hombro de su amado para llamar su atención.—Katsuki, voy a ausentarme un momento. No te vayas de aquí.

—No lo haré.—Dijo para volver a centrar su atención en el espectáculo que estaba por finalizar.

El dom se quedó más tranquilo y se fue junto al de cabello plateado a la parte más alta del coliseo para hablar de forma privada.

—¿Y qué es lo que tienes que contarme?

—La Señora Utsishimi no parece haberse acercado al Príncipe Katsuki durante todo este tiempo, sin embargo; ella está aquí hoy y ha visto a su esposo.—Su expresión al principio parecía anhelante pero luego se ha vuelto sombría cuando ha visto que os habéis mostrado cariñosos en público.

Eijirou apretó los puños y dijo:

—Tetsutetsu, con lo que me acabas de decir; ¿intentas advertirme de que esa zorra podría tramar algo?

—Sí, Príncipe. Eso creo.

El pelirrojo se quedó pensativo, pues no se le hacía descabellado en absoluto.

—En ese caso, mantenla vigilada.

—Sí, Príncipe.—Dijo haciendo una reverencia para luego retirarse, dejando sólo al príncipe.

Sabiendo la información que su sirviente más leal le había dado, buscó con la mirada a la rubia.

La cual se topó varios niveles más abajo.

"No te saldrás con la tuya, puta."—Pensó mirándola con odio.

Kemy no se había percatado de que Eijirou la había estado mirando, ya que estaba más ocupada observando a Katsuki, quien estaba más pendiente de la danza de los dragones que estaba por finalizar.

De las bocas de los dragones emergía fuego, el cual era dirigido a lo alto del cielo para que nadie resultara dañado.

Katsuki continuaba ensimismado con el espectáculo, tanto que ni se dio cuenta del momento en el que su marido volvió junto a él.

"¿Se habrá dado cuenta Katsuki de que esa dom está aquí? Debo averiguarlo."

Sin embargo, no dijo nada pues prefería preguntarle más tarde.

***

Una vez que la danza de los dragones acabó, todo el mundo se levantó a aplaudir para luego salir del coliseo ordenadamente.

Los reyes se subieron al carruaje que compartían y los príncipes en el suyo.

—Oye, Katsuki. Hay algo que quiero preguntarte.—Dijo con tono serio.

El susodicho lo observó con curiosidad y contestó:

—Sí, ¿qué quieres preguntar?

—¿Has visto a alguien que conocieras en el coliseo? ¿Alguien que llamara tu atención?

—No, a nadie. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque Tetsutetsu me ha dicho que había visto a un ladrón al que no pudieron atrapar, así que te he preguntado por si habías visto a alguien sospechoso.

—No, a nadie. He estado muy concentrado en la danza de los dragones.

Al saber eso, el híbrido de dragón sonrió.

"Katsuki no la ha visto. Eso es bueno."

—Me alegra saber que te gustó tanto y que mi cultura te está agradando porque es bastante importante para mí que estés cómodo aquí.

—Tchs, n-ni que fuera para tanto.—Dijo apartando la mirada un poco avergonzado.

Eijirou sintió mucha ternura y no pudo contener sus ganas de besar a Katsuki, así que se levantó para besarlo, acción que el sub no rechazó y continuó con el beso.

—Katsuki... Realmente me gustas mucho, así que; no te alejes de mí nunca. Por favor.—Le suplicó abrazándolo.

Al rubio cenizo le pilló por sorpresa aquella confesión y realmente no sabía ni qué contestarle.

"¿En serio le gusto? ¿Qué me quiere a su lado? ¿Lo dirá en serio?"

Katsuki tenía muchas dudas, mas tampoco era capaz de rechazar al dom, así que sólo se quedó callado.

***
Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora