Capítulo 27.

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***

Primeramente, Eijirou decidió buscar a Katsuki en su dormitorio, por si éste hubiera vuelto de su paseo por el jardín, donde el sub le había dicho que estaría, mas no fue así.

—No está aquí... ¿Se habrá quedado  en el jardín?

No lo sabía pero quería averiguarlo inmediatamente.

"Más le vale estar allí."—Pensó saliendo del dormitorio para irse a buscarlo al jardín.

***
El rubio cenizo caminaba a paso ligero para volver al palacio, pues no quería que su esposo notara su ausencia.

"Sí ese medio lagartija nota mi ausencia estaré en problemas... ¡Tengo que darme prisa!"

Intuía que sería inevitable que su llegada sería notada antes de que pudiera poner un pie en el palacio, sin embargo, él no se iba a rendir. Así que buscó un carruaje con el que poder llegar al castillo tan rápido como pudiera.

"Alguno ha de haber disponible."

Hizo una inspección ocular del lugar mientras andaba y, finalmente, pudo divisar un correo que parecía no tener dueño.

"¡Lo conseguí!"—Pensó acercándose al carro, listo ya para subirse a él.

Pero entonces alguien le gritó:

—¡Oye, tú! ¡Ni se te ocurra robarme el carruaje!

Katsuki se volteó, dispuesto a luchar contra aquel desconocido que pretendía frenarlo en su intento.

—¡Eh, tú! ¡No toques ese carruaje!

—¡No lo iba a robar! ¡Solamente lo iba a tomar prestado para ir al castillo!

—¿Al castillo? ¿Para qué querrías tú ir al castillo?

—Porque soy el esposo del Príncipe Eijirou.

El hombre se calló y observó detenidamente al joven.

—¡Ah, cierto!—¡Perdóneme, Su Majestad!—Se disculpó haciendo una reverencia.

—Tchs, sólo llévame al castillo y ya.

—¡S-sí!

El desconocido preparó el carruaje adecuadamente y permitió que el príncipe subiera.

***
Katsuki le había pedido al jinete que fuera lo más rápido posible y así lo hizo pues, en cuestión de diez minutos llegaron a las proximidades del palacio, momento en el que el rubio cenizo le pidió que parase.

—¿Por qué quiere parar aquí?—Para mí no sería ninguna molestia acercarlo a la entrada.

—No, es mejor que paremos aquí.—No quiero tener que aguantar las malditas preguntas de los jodidos guardias.—Además, Eijirou es celoso. Podría matarte si me viera contigo.—Mintió.

—Oh, entiendo.—Dijo para luego reírse un poco.

Algo que molestó a Katsuki.

—¿Ah? ¿De qué demonios te ríes?

—De nada, sólo... ¡Me alegra saber que  el Príncipe Eijirou y usted tengan una relación tan apasionada!—¡Felicidades!

Sus palabras avergonzaron un poco al muchacho, el cual murmuró.

—Idiota.

A continuación, se despidieron y el sub se acercó a la muralla del palacio para treparla, cosa que no sería un reto complicado para él, ya que era un guerrero bastante experimentado a pesar de su edad.

"¡Ja! ¡Pan comido!"—Pensó una vez que llegó a la cima y ya sólo le quedaba saltar, algo que hizo sin problema alguno.

Cuando sus pies por fin tocaron el suelo, tuvo que moverse con cuidado para que nadie lo atrapase.

"Por el momento no veo a nadie, ¡buena señal!"

Con mayor confianza, continuó desplazándose por la zona, ocultándose entre algunos matorrales, tras arbustos, árboles y alguna escultura.

Parecía que iba a tener éxito cuando una voz tras él exclamó:

—¡Katsuki! ¡¿Dónde estabas?!—¡Te busqué por todo el jardín!

El mencionado se volteó le respondió:

—¡Solamente salí un momento para dar un paseo por los alrededores!—No es necesario que te alteres, idiota.

El pelirrojo lo miró con suspicacia y dijo:

—¿En serio piensas que me creeré eso?—Es obvio que escapaste para verte con esa dom, cuando te dije que no te vieras más con ella.

—¡¿Y qué si lo hice?!—¡Mi cita fue un puto desastre!—Gritó frustrado comenzando a alejarse.

Eijirou, al escuchar la última parte, sonrió.

"Así que ya están teniendo problemas... ¡Genial! ¡Voy a aprovechar esta situación!"

Entonces, justo cuando el sub pasó por su lado, él lo agarró de la muñeca y le sugirió:

—Si tu cita con ella fue mala; ¡tengamos una nosotros!

Katsuki no se creía lo que estaba oyendo.

—¿Ah? ¿Acaso se te ha fundido el cerebro?

—No, sólo quiero conocerte mejor, así que... Hagamos un pícnic en el jardín, ¡será divertido!

—Ah... Está bien, a ver qué puedes hacer.

El híbrido de dragón sonrió ampliamente y dijo:

—¡Bien!—¡Vamos a avisar a los cocineros!

—¿Qué? ¿Vamos?

—¡Sí, los dos vamos a decidir lo que comeremos en el pícnic!

Eijirou lo agarró de la mano y lo llevó con él a la cocina.

"¿Por qué mierda he aceptado? Debo de haberme vuelto loco."

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora