Capítulo 91.(corregido)

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***
En tiempo récord, toda la servidumbre se presentó ante la familia real. Teniendo que dejar tareas a medias.

—¿Quién habrá sido la estúpida que ha ido difundiendo esos rumores?—Dijo en voz baja uno de los cocineros.

—¿Cómo sabes que ha sido una mujer?—Cuestionó una de las criadas.

—He escuchado que se ha difundido principalmente entre ellas pero no se sabe con exactitud quién los ha difundido.

—Ya veo...

El interrogatorio continuó pero Ochako se mostraba tranquila.

"Ni Tsuyu ni Nejire  me delatarán , ellas son buenas."—Pensó sonriendo de manera soberbia.

Entonces llegó el turno de Nejire.

—Di todo lo que sepas sobre la persona que ha difundido los rumores sobre esta familia.—Exigió Daiki con tono autoritario.

—S-sí.—Respondió la sub temblorosa.—Yo no sé muy bien quién fue la primera persona que los difundió pero a mí me lo contó Uraraka.

Los Kirishima se indignaron y el rey gritó:

—¡Uraraka! ¡Ven aquí!

"¡Traidora!"—Pensó Ochako dirigiéndose frente a la familia Kirishima.

Una vez que estuvo frente a ellos sí que sentía miedo.

—A ver, perra. ¡¿Qué tienes que decir tú de Eijirou y de mí?! ¡¿Por qué no te metes en tus propios asuntos, estúpida?!—Le gritó el rubio cenizo levantándose con intención de agredir a la sirvienta

—Katsuki, no te alteres. Piensa en los bebés.—Dijo poniendo sus manos sobre los hombros de su esposo.

Afortunadamente, logró calmarlo y la de cabello castaño trató de defenderse:

—¡N-no, no he sido yo!—¡Simplemente escuché lo que Tsuyu estaba hablando con otras criadas!

La mencionada se quedó en shock. Su amiga acababa de involucrarla en aquel embrollo.

"Ochako-chan..."—Pensó dolida por la traición.

Tsuyu decidió acercarse por su propia voluntad e ir frente a la familia real para contar su versión.

—Disculpen Sus Majestades pero siento la obligación de defenderme, si me lo permiten.—Dijo haciendo una reverencia en señal de respeto.

—Por supuesto, adelante.—Dijo Daiki.

—Yo no fui quien difundió los rumores, fue Uraraka.—Ella fue la que me informó sobre ellos y yo le advertí de que no hablase de ellos con nadie más pero su codicia ha sido más fuerte que su sentido común.

Tras escuchar a la de cabello verde, Ochako no pudo evitar gritar de la rabia.

—¡Eres una cerda traidora y una mentirosa! ¡Yo no difundí ningún rumor, sólo lo escuché!

—¿Ah, sí? ¿Y cómo es que fuiste tú la que contactó con periodistas?—Dijo Mezo, uno de los sirvientes más callados y leales.

Sorprendida, Uraraka se volteó para mirar a su compañero.

—¡¿Tú también vas a mentir?!—¡No puedo creer este acoso hacia mí!

Eijirou se sentía cada vez más iracundo, sin embargo, no quería mostrarse muy alterado por su marido.

—La única que miente eres tú, porque ellos están diciendo la verdad.

—¡¿Y tú cómo sabes eso?!—Gritó la de cabello castaño sin educación.

—Lo sé porque mandé a investigar a alguien de suma confianza pero no lo había revelado hasta ahora porque esperaba que fueras más honesta.—Dijo el pelirrojo más joven.

Ochako se quedó pálida al escuchar aquella revelación. Estaba perdida.

—¿Qué? ¿Y cómo se supone que está probado que yo he contactado con periodistas?

Eijirou sonrió y mostró las fotografías de los periodistas que habían reconocido hablar con ella.

La cara de Ochako fue un poema. Reconoció a todos.

"¡¿Qué se supone que puedo hacer ahora?!"

Primeramente pensó en huir mas sería inútil hacerlo debido a la cantidad de soldados que se encontraban allí.

"Creo que sólo me queda pedir clemencia."

Entonces ella se arrodilló completamente en el suelo, ocultando su rostro para decir:

—¡Por favor, Sus Majestades! ¡Tengan piedad de mí!—¡Yo hice esto por mi familia! ¡Perdónenme la vida, así como la de mi familia!

Su intento fue inútil.

—No hay clemencia ni para ti, ni para tu familia. Debiste pensarlo antes de revelar secretos que atentaban contra la seguridad de esta familia.—Dijo el Rey Daiki.—Ahora has condenado a los tuyos a pagar por tus pecados.

Dos guardias la apresaron y ella gritó.

—¡No! ¡Suéltenme!—¡Piedad! ¡Piedad!

Ochako gritó y gritó pero todo el mundo la ignoró.

Poco después, el Rey Daiki dio por finalizado el interrogatorio colectivo y todos volvieron a sus tareas.

"Menos mal que ya se llevaron a esa zorra. Me estaba poniendo nervioso."—Pensó Katsuki soltando un suspiro.

—¿Estás bien, Mi Marnarak?

—Sí, sólo... Necesito tomar un poco de aire fresco.—Dijo levantándose de su asiento.

—De acuerdo, te acompañaré.—Dijo el híbrido de dragón levantándose también.

—No es necesario, no pasará nada ahora.

—Tal vez no pero no estaré tranquilo sabiendo que vas a ir solo por el jardín; ¿o acaso hay algún problema con que yo vaya?

—No hay ninguno. Es sólo que no quería ser una molestia para ti.

—Nunca lo eres y jamás lo serás.—Le aseguró acariciando su rostro mientras le daba un beso en la mejilla derecha.

El rubio cenizo le sonrió y le dio un beso en los labios.

—Te amo, Ei.

—Y yo a ti, Mi sub.

Se dieron otro tierno beso y se tomaron de la mano para salir juntos al jardín para dar un paseo.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Un matrimonio por la paz.(Kiribaku)(Dom/Subverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora