Capítulo 13 Este es tu primer aviso, novata.

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Y sonó la alarma, nunca tan corta se me hizo la tercera clase de algo en mi vida, respiré hondo, le pregunté a Max dónde quedaba el sitio indicado.

-¿Seguro que no quieres que vaya contigo?

-Sí, segura, no te preocupes.

Le sonreí, para infundirle la sensación de que todo estaba bien, aunque algo en mi interior me decía que no fuera, que no me encontrara con ellos, que me quedara cerca de la manada, de Max, pero no podía. Saludé a Emily de camino, ella me devolvió el saludo, pero seguí de largo, confusa se acercó a nuestro amigo y vecino el licántropo.

-¿Qué pasa?

-La Realeza se quiere reunir con ella.

-¡¿Y la dejas ir sola?!

Emily quiso seguirme, pero me había perdido de vista y Max la convenció de que no era buena idea ir detrás de mí. Mis nervios me tensaban cada músculo, cada fibra, no me gustaban los conflictos, nunca me gustaron. Ya me empezaba a doler el estómago solo de pensarlo, ¿y si lo evitaba? No, hay que plantar car a los problemas, o eso dice papá. Respiré hondo y salí por la puerta trasera, apenas había alumnos, pero me sentí de todos modos vigilada. La cancha estaba vacía, el campo de fútbol también, todos estaban en la cafetería, seguramente salieran en unos minutos, tendría que darme prisa. Divisé a lo lejos la caseta destartalada, vi sus siluetas y mi interior comenzó a gritarme que me fuera, que era mala idea, que me largara ya ya ya.

-Hola

¡¿Pero por qué saludas?! Ay, mis nervios me van a matar. Respiré hondo y me propuse estar lo más estoica posible, no me mostraré débil, no debo, no más. Los cinco estaban reunidos, los tres chicos me miraban, sobre todo al chico del mural, este me miraba fijamente, con cara de póquer, mejor que nada

-Gracias por reunirte con nosotros Alicia.-Comenzó a decir uno de los chicos, realmente parecía el típico príncipe de cuento, rubio, alto ojos azules.

-Alice, me llamo Alice, no Alicia.

-Alice, Alicia, es lo mismo.-Continuó.-Verás, queríamos hablar contigo, sobre una nimiedad, algo sin importancia

-Vete de este internado, ya.-Una de las chicas me fulminaba con la mirada, era rubia, alta, imponente y parecía querer verme muerta.

-Emm no. Si eso es todo, me voy.-Me di la vuelta pero una de ellas se interpuso en mi camino.

-Mira, niña, no sé de dónde has salido, no sé porqué tienes interés en este lugar, pero como te habrás dado cuenta, no eres bien recibida, así que te sugiero que te marches, antes de-La chica morena y bajita parecía a punto de hacer algo, levantó la mano derecha y juraría que veía chispas brotar de sus dedos.

-Antes de qué.-Me crucé de brazos, bastante tenía con el hecho de que mi hogar estaba a kilómetros de distancia y con lo de mi padre, no quería más problemas.-Mira, no me voy a ir, no tengo pensado irme, así que si me dejas pasar, gracias.

Puse mi cara lo más cerca posible de la suya, la estática de los chispazos de luz que se formaban en sus manos hacía que mi pelo se levantara un poco, o puede que fuera yo, no lo tenía muy claro.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora