Capítulo 105 Alicia se va a casa.

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Llegamos al hall, y me paré antes de cruzar la puerta.

-Chris, tienes que confiar en mí.-Él estaba allí de pie, mirándome.-Mira, sé que no es el mejor momento, e igual termino con la respuesta que no quería, pero si no lo digo ahora no lo diré nunca.

-¿Qué..?

Me acerqué a él y le besé, pensé que sus labios serían pétreos, pero mi sorpresa fue mayor cuando descubrí la ternura y la suavidad. Me agarró por la cintura y me atrajo contra él. Me besó, me besó con tanta pasión que perdí el aliento.

-Ali Me gustas.

-Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto. Me gustas, me gustas mucho Chris.

Me volvió a besar, pero esta vez el beso fue más corto.

-Ali, no lo hagas.

-Tengo que hacerlo.

-Quédate conmigo por favor. No vuelvas.-Le besé de nuevo.

-Es una pena que esperáramos tanto ¿sabes?

-Tenía miedo de que me rechazaras.

-¿A ti?-Me separé lo suficiente para ver su cara de tristeza.

-Debes pensar que soy la peor persona del mundo, desde el día que has entrado en este instituto he hecho tu vida un infierno, estaba seguro de que no podrías perdonarme, por eso di por sentado que jamás me querrías.

-Vampiro estúpido. Nada he querido más que saber lo que realmente sentías, me has tenido en vilo por meses. Eres malo.

Le abracé y una punzada de dolor surgió de mi pecho.

-Alice

Levanté la mano y sonreí.

-Te quiero.-Apoyó la mano sobre la mía y me miró, sus ojos desbordaban tristeza y desesperación.-Vitrum obice.- Una barrera de cristal se formó entre nosotros, era indestructible, porque así era el conjuro, solo la podía quitar quien la ponía.

-¡NO! ¡no!

-¡Ni se te ocurra olvidarme!

Y con la misma me giré, volviendo al interior del edificio, con lágrimas en los ojos y un conjuro en los labios.

-Imago puella.

Mi cuerpo se encogió hasta volver a ser el de mi yo de diez años, era extraño ver todo desde esa perspectiva, ahora tenía que deshacerme de mi madre.

Regresé al salón y allí me esperaba ella, o la versión más monstruosa de ella.

-¡¿Quien está ahí?!

-Mami, soy yo.-Me acerqué con cuidado, no sabía hasta qué punto iba a funcionar el hechizo.

-¡MI ALIIIIICIAAA!-Se acercó un poco pero la detuve.

-¡Mami no! ¡Primero deja que se vaya el conejo blanco!

-¡Pero el conejo ha sido MAALO!

-¡No! Mami, no ha sido malo, el conejo me cuidó, tienes que darle las gracias.

-¡LAS GRACIAS!

-Si, déjale ir. Mami, el conejo es bueno.

Y con la misma liberó al tío Richard, que me miró perplejo.

-Alicia

-¡Ahora Mi Alicia Es mía!

Asentí a mi tío, este estuvo a punto de lanzar un conjuro, pero le detuve.

-El conejo blanco tiene que salir de la madriguera.

-Pero Alic

-El conejo tiene que cuidar el País de las Maravillas, yo me quedo con La Reina Roja.

-¡FUERA CONEJO FUERA! ¡EXPEL!

Y así mi tío salió volando del salón hacia la puerta, mi barrera se rompió pero mi madre construyó otra mil veces más fuerte.

-¡Aaaalicia!

-Mamá, ¿nos vamos a casa?

-A caaasa.

-A casa.-La única manera de evitar-a nuestra casa-que ella atacara de nuevo-a nuestro hogar-era llevarla lejos.

-¡A casa!

-¡NIHIL!

Un enorme y frío agujero negro se formó ante nosotras, aquel hechizo desterraba a cualquiera, el que cruzara el portal desaparecería, pero eso mi madre no tenía que saberlo, me miró y luego al portal. Su forma monstruosa me tendió la mano y yo la sujeté.

-A casa.

Y cruzamos el portal.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora