Capítulo 67 Compañía voluntaria

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-No se puede entrar, estoy en cuarentena.

-Sí, lo sé, vengo a tu cuarentena.

¿Christopher? ¿Qué pinta en mi cuarto? Y sobre todo en medio de la cuarentena.

-¿A mi cuarentena?

-Sí, tu tío nos ha pedido a Max y a mí que os vigilemos durante el encierro por si os ponéis malos y todo eso, al no ser brujos somos inmunes por lo visto

Tiene su lógica, pero de todos modos me dan unas terribles ganas de matar a mi tío. Abro la puerta y le dejo entrar.

-Bienvenido a mi cueva.

-Gracias

Se le nota incómodo, no le culpo.

-¿Quieres algo de beber?

-¿Tienes bebidas aquí?

Me acerco a mi mesa y le enseño la mininevera que conseguí por treinta dólares en internet.

-Tengo refresco, coca-cola, agua, té

-Té, gracias.

Le entrego la pequeña lata verde, esto se ha puesto muy, pero que muy incómodo.

-Tengo ahí los apuntes por si quieres que repasemos

-¿No es un poco tarde? Son casi las nueve y creo que te vendría bien descansar.

-Llevo dos días descansando

-Sí, pero vas bastante avanzada, no creo que tengas problema.

Otra vez el pesado silencio, me dispongo a proponer algo, cuando llaman de nuevo a la puerta.

-¿Abro yo?

-Adelante.-Dejo que él se encargue de abrir mientras guardo el ordenador.

-Es la cena.

Deja una bandeja repleta de comida en mi escritorio, la verdad es que no tengo mucha hambre así que no tardo en acercarme a la mesa.

-Vaya hay de todo

-No escatiman en gastos.

En la bandeja hay frutas, una ensalada y dos bolsas de sangre que agradezco enormemente, ya que me tocaba mi dosis.

-Vaya, hasta hay dos bolsas, madre mía, si que quieren cuidarnos bien.

Veo que pilla las dos, entro en pánico y pillo la mía rápidamente.

-¿Qué haces?

No contesto y voy directa al baño. No me gusta que me vean consumir sangre delante de la gente, suelo hacerlo en privado y es más cómodo. Christopher aporrea la puerta.

-¡Eh! ¡Robarle la comida a un vampiro está feo! ¡Que lo sepas!

Pero mis colmillos brotan y no puedo evitar hincar el diente a la tan tentadora bolsa, me lo tomo con calma mientras disfruto de su herrumbroso sabor. Me siento en el cielo, no sabía que necesitaba tan urgentemente esa dosis. Aunque ahora que lo pienso desde que entré en el instituto apenas consumí sangre, ¿será eso que siempre termino tan cansada cuando pierdo el control?

La sangre se termina, miro a la puerta. ¿Cómo explico esto? No he dicho a nadie en el instituto que parte de mi ser es también un vampiro.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora