Capítulo 25 Memento Memoriam

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Mi madre me ha hecho una tarta, mi favorita, de fresa y nata, por mi cumpleaños número quince, me siento tan feliz que quiero gritar de alegría, me siento a la mesa con mi padre a un lado y ella a otro. Está preciosa en ese vestido azul, a juego con sus ojos, siento una punzada de dolor, quiero apartar la mirada pero no puedo.

Soplo, pero en vez de aire lanzo fuego, eso me asusta pero mi padre parece estar pletórico.

-¡Ves! ¡Te lo dije! ¡Es una bruja, es una bruja!-La felicidad de mi padre envuelve el ambiente, pero mi madre nos mira a ambos como si fuéramos lo peor de este universo, como si le diéramos pena, o incluso asco. Le quiero decir que no es así, que sigo siendo la misma Alice de siempre, pero no es cierto.

Esa noche estoy en el porche cuando les escucho discutir.

-Hay que enviarla antes de que sea tarde Malcom.

-¡No esperes que mande a mi hija a un psiquiátrico solo porque no entiendas un concepto simple como la magia, Ágatha!

Ella no para de dar vueltas por el comedor, intentan hablar en susurros, pero no se les da bien y termino escuchando todo desde el exterior. Los gritos se intensifican cada vez más y decido entrar. Mi madre está despeinada, mi padre tiene la camisa fuera de sitio. Ambos me miran pero no me ven.

-¡No ves que no puede vivir como la gente normal! ¡No ves que no es normal!

-¡No digas eso! ¡Es nuestra hija!

Ella me mira fijamente:

-No es nuestra hija, Malcom, es un maldito monstruo, y tú también lo eres por hacerme tenerla, me arrepiento cada maldito día de mi vida de haberla traído al mundo, de haberla parido, de haber engendrado un monstruo así.

-¡Mamá basta!

Se gira hacia mí furibunda y me agarra de los hombros.

-¡No me llames mamá! ¡No eres mi hija! ¡Tú no eres mi Alice! ¡Eres solo un monstruo! ¡Devuélveme a mi hija!

Me agita con fuerza mientras me grita a la cara, quiero llorar, pero no me salen las lágrimas, mi padre intenta apartarnos pero ella está tan fuera de sí que le empuja.

-Mamá para-Suplico, pero ella ya no es mi madre, ya no es nada, porque lo veo en sus ojos, no me reconoce, no ve en mí a la hija que era, ve solo un monstruo hecho de magia que no entiende.

-Aggy

-¡Devuélveme a mi hija! ¡Quiero a mi hija de vuelta!-Ruge como una leona, como si fuera más animal que persona y eso me drestroza. Me pongo en pie pero trastabillo y caigo de nuevo al suelo de culo.

Mi madre bueno, Agatha me mira, y antes de que todos podamos reaccionar pilla las velas de la mesa y me las lanza. Siento como la cera se pega a mi piel y cómo la ropa comienza a arder, grito ante los ojos como platos de mi padre.

-¡Muere monstruo muere!-Esa no es mi madre, no puede ser mi madre, mi madre, la que me arropa por las noches, la que me llama Alicia en el País de las Maravillas, su pequeña Alice-¡Muere monstruo! ¡Devuélveme a mi hija!

Pero el fuego se propaga muy rápido, no puedo controlarlo, se ha unido a mí y ahora se está extendiendo a toda la casa.

-¡Alice!

-¡Mamá!

-¡Alice no!

El armario chinero SScae al suelo y todo se mueve en todas direcciones, quiero llorar, miro a la puerta y lo me quiero ir, pero esta explota en mil pedazos y lloro más fuerte.

-¡Mamá!

-¡Alice no!

Se escucha una gran explosión, un pitido muy fuerte y luego silencio, hubo un silencio frío durante unas horas hasta que escuché a mi padre llorar, lloraba con tanta intensidad que te partía el alma, me caí de rodillas al suelo.

-¿Mamá?

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora