Capítulo 56 Pesadillas recurrentes.

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Vi todo borroso, vi a mi padre gritar, vi a Emily darme la mano y a Christopher cogerme en brazos. De pronto oscuridad, y en medio de la oscuridad una mano como una garra, mi madre.

Me desperté.

-Respira, respira.-Una voz me intentaba calmar.

Estaba al borde del llanto, pero Christopher apoyó mi cabeza en su pecho.

-Todo está bien, respira, Alice.

Sentí que cada bocanada de aire era como fuego en el cuerpo, me dolía, me quemaba.

-Más despacio o vas a hiperventilar.-Seguí sus órdenes, respiré más despacio, con más calma.- Bien, Alice, así, sigue así.

Cerré los ojos y me dejé llevar por su voz, me sentí mejor poco a poco. En el fondo sabía que estaba usando su poder de persuasión, todos los vampiros podían persuadir a cualquiera con palabras, con su voz, pero en ese momento lo agradecí.

-¿Mejor?

Asentí, pero sin levantar la cabeza de su pecho, sería un imbécil y un idiota, pero ahora mismo me reconfortaba tenerlo cerca. Cerré los ojos e inspiré su aroma, fresas y bosque, me dio paz.

-¿Qué haces aquí?

Se puso en pie y yo me quedé sentada en la camilla.

-Veo que estás mejor, llamaré a la enfermera.

Estiré la mano y le agarré la manga de la chaqueta del uniforme.

-No

Se inclinó preocupado.

-¿Sucede algo?

No quería estar sola, no quería estar sola en aquel lugar, no quería estar con la enfermera, no quería

-No me dejes sola, por favor

-Alice...-Su tono de voz tan angustiado, todo él gritaba preocupación, pero no sé por qué, ni tampoco iba a preguntarlo.-Ven.

Me abrazó y eso me dio paz, la paz que necesitaba y no sabía, la paz de quizás Christopher daba con sus poderes, puede que fuera algo de vampiros, no estoy segura, pero sentí paz por primera vez en años, tanta paz que no fui capaz de aguantar el llanto cuando este llegó a mí. Él me acarició la cabeza y yo lloré durante varios minutos sobre su chaqueta.

La enfermera me permitió volver a la habitación tras prometer que al mínimo indicio de ansiedad volvería a la enfermería. Emily me acompañó, me infundió ánimos y mucho cariño, en verdad agradecía que fuera navidad, que todo el mundo estuviera en sus casas y que aún faltaran muchos días para volver a clase, agradecí tener a Emily a mi lado y lo buena amiga que se había vuelto para mí con el paso de los meses.

-Te dejaré tu espacio ¿vale? Si necesitas cualquier cosa llámame, tienes tu móvil en la mesilla.

-Vale te lo prometo.

-Y por favor, si llaman Max, Elisabeth o cualquiera, déjales entrar y que te mimen, ahora mismo no quiero que pases por todo sola, pero tampoco agobiarte; aunque si quieres que me quede no tengo pro vale, por tu cara veo que no, vale. Te quiero.

-Y yo a ti.-La abracé una vez más antes de cerrar la puerta. Vi mi móvil, pero no lo cogí, no quería ver nada en él. Tenía la pantalla rota, pero nada más. Pensé en meterme en cama, eran casi las once y seguramente todo el mundo estaría durmiendo, pero no tenía sueño.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora