Capítulo 89 Los pajarillos cantan

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-Una manzanilla por favor.

-Alice, no es por entrometerme dónde no me llaman, pero ¿te acuerdas que estamos en enero? El mes pasado tomaste la dosis, pero este mes te hace falta la otra y aún no la has guardado en la lista. Lo sé porque la revisé ayer.

-Es verdad Rosa, suerte que te tengo a ti, guardame una bolsa por favor.

-Hecho, niña.

-Ay te quiero Rosa.

Me alejé con mi manzanilla, me senté a su lado sin decir nada. Estaba tumbado sobre la mesa, con la cabeza entre los brazos, si no fuera que a estas alturas del año le conocía lo suficiente, podría pensar que dormía. Pero no era de dormir en público.

-¿Manzanilla?

-No, gracias.

-De nada.

No dije nada, él tampoco. Bebí mi manzanilla y me tumbé sobre la mesa a su lado. Él se giró para verme.

-Hola.

-Hola.

-¿Qué tal estás?

-Mmm

-Vale, no quieres hablar. No hace falta hablar.-Me levanté y le tendí la mano.-¿Vienes?

No se negó, se puso en pie y me siguió. Salimos por la puerta principal y rodeamos el edificio. El sol golpeaba las paredes de piedra, haciendo reflejos de varios colores.

-¿A dónde vamos?

-Ya lo verás.

-No me fío de ti.

-Menuda novedad, vampiro.

Seguimos el sendero de piedra, cruzamos un arco de piedra con hiedras a su alrededor. Un pequeño estanque apareció ante nosotros, me agaché en la orilla.

-No había visto nunca este estanque, y eso que llevo años aquí.

-Porque no sueles ver lo que tienes delante, no es novedad.

-Eh

-Shhh, cállate un poco.

Se hizo el silencio y por fin pude escuchar lo que quería oír. Los pájaros cantar.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora