Capítulo 85 La noche es fría.

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Cierro la puerta de la habitación de Olivia, está destrozada, pero al menos he conseguido que durmiera, aunque fuera usando algún que otro conjuro. Miro el reloj del pasillo, ya son casi las dos de la mañana, ya es año nuevo y ha sido un inicio terrible. Debería irme a mi habitación y dormir, pero no consigo que el sueño venga a mí. Deambulo por los silenciosos pasillos, el comedor está apagado, todos han debido de irse a sus habitaciones. Seguramente se les haya fastidiado la cena de fin de año, pero no es culpa de Oli, bastante tiene ya encima.

Bajo las escaleras y veo la luna, falta poco para la luna llena, puede que una semana o menos, espero que no haya muchos licántropos afectados por ello, suelen volverse bastante volátiles.

Necesito salir un poco, aunque solo sean unos minutos, necesito tomar aire. Los zapatos hacen demasiado ruido y no quiero molestar a nadie, así que termino quitándomelos antes de llegar al Hall. Abro la puerta y noto el aire fresco sobre mi piel, pero no tengo ni pizca de frío. Camino sobre la nieve, esta hace un sonido amortiguado que me encanta. Cuando era muy niña me gustaban los días de nieve, podía jugar a las peleas de bolas y a hacer muñecos con mi padre.

Ahora aquellos días me quedan lejanos, como un recuerdo de otra vida. Me detengo al llegar a la mitad del patio y miro al cielo. Las estrellas brillan, la luna en el centro, ni una sola nube, mañana será un día soleado. Respiro, una gran bocanada de aire frío inunda mis pulmones.

-Qué paz.

Estiro los brazos y dejo que la brisa me abrace. La piel se me eriza solo de pensar en lo confortable de la sensación. Ojalá estar así para siempre, en medio de la nieve, viendo las estrellas, como en esta noche fría de fin de año.

-Vas a pillar frío

Christopher está parado en medio de la nieve, mirándome.

-No creas, mi piel sigue siendo tan dura como la de los lobos.

-Eso no es nada en comparación a

-¿...ti?

-Sí.

Le miro, él me evita, lo sé, no me quiere cerca. Se siente incómodo y yo le entiendo.

-Alice yo

-Creo que debería irme, es bastante tarde

-No, espera.-Levanta la mano y me quedo quieta.-Alice, lo siento. No pretendía decir lo que dije yo

-No pasa nada, lo entiendo.-Me giré y le miré con una sonrisa amarga.-No has dejado de recordarme que soy una molestia desde que llegué a este instituto, la verdad es que no te entiendo Chris.

-¿A mi?

-Sí, a ti, unos días me tratas de igual a igual, como si fuera una amiga, eres bueno, gentil, amable. Pero al otro me miras como si fuera un bicho raro, lo peor de este mundo. Tu dualidad me desconcierta y me está haciendo daño.

-Tampoco es para tanto.

Tomo aire, para él nada es para tanto, pero para mí, con todo lo que tengo en la cabeza es un mundo. No puedo con todo esto.

-Mira, no debí dejar que esto siguiera así, es mejor que volvamos a estar como al principio.

-¿Cómo al principio?

-Sí, tú odiándome por lo que soy y yo pasando de tu culo vampírico.

Y con la misma doy por zanjada la conversación y vuelvo al instituto. No debí de acercarme a él jamás, no debí dejar que esto llegara a tanto, tenía que ordenar mis ideas, puede que Christopher me Christopher me gusta, mucho, ahora soy capaz de verlo, pero no por ello voy a hacerme daño, no estoy dispuesta, cada vez que parece dar un paso hacia mí, retrocede cinco, esto es doloroso y angustiante y me niego a seguir así. No voy a saber más de Christopher Van Vlad, a partir de hoy será un compañero de clase más, y se acabó.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora