-¡Alicia! ¡Alicia!
-¡Déjame! ¡Déjame!
-Ríndete ante la Reina de Corazones.
-Nooo.
Me tiró en cama y me hizo cosquillas en la barriga, era muy niña y aquel cuento era lo único con lo que mi madre se había obsesionado por años, yo era su Alice, ERA SU ALICE.
Me acuerdo que al principio era divertido, yo tenía que encontrar la madriguera, que normalmente era un montón de almohadas tapadas por una manta. Pero con el tiempo ese juego se volvió algo más tétrico, ella lo veía como algo real, porque era su Alice, yo tenía que seguir mi guion, tenía que caer en su madriguera y hacer todo lo posible por complacerla. No podía terminar como en el cuento, yo no podía escapar de la reina, ni podría escapar de ella.
-¡Tu eres mi Alice!
-¡No!
-¡Si no eres como yo no eres mía! ¡No eres nadie!
-¡Basta!
-¡¿Qué hiciste con mi hija?! ¡¿Dónde está mi Alicia?!
-Yo soy Alice mamá, no Alicia, ni esto es el País de las Maravillas, mamá
-¡Tú no eres mi Alice! ¡NO ERES MI ALICE!
-¡Ágatha basta! ¡Suelta a la niña!
Me sacudió tan fuerte que me mareé, me tiró al suelo y vi como aquella persona distaba mucho de ser mi madre.
-¡¿DÓNDE ESTÁ MI ALICE?!
Miré el café descafeinado que tenía entre mis manos, caliente, con leche espumosa. El recuerdo me golpeó nada más leer la nota. Había borrado por completo todo recuerdo de ella, la infancia que había tenido, hasta el punto de no acordarme de sus etapas de histeria, de alucinaciones, ella me veía como algo que no era y yo no podía ser lo que ella quería.
-¿Estás mejor?
-Sí, gracias.-Me dio un sandwich, la cocinera nos había encontrado en el pasillo y Christopher le había pedido que nos dejara entrar en la cafetería, accedió amablemente e incluso nos preparó algo de comer.
-¿Te encuentras mejor, mi niña?
-Si Rosa, gracias.
-Nada cielo, ¿os importa si me vuelvo a la cama? Es que me tengo que levantar a las seis, que viene el panadero.
-Si, claro Rosa, nosotros cerramos.
-Muchas gracias cielo, dejadme las llaves en el mostrador de conserjería.
Se fue y nos dejó solos en el silencio de la noche.
-Ahora que no hay nadie, quiero que me expliques lo que está pasando.
-No sé cómo explicarte algo que no entiendo ni yo. Según la nota quien tiene a mi tío es mi madre.
-¿Y cómo estás tan segura? Podría ser cualquiera.
-Porque ella me hacía ser su Alicia, cuando era niña estaba obsesionada con el cuento, tenía peluches de los personajes, edredones de los personajes, hasta un juego de té y una libre parlante. Cuando mi tío Richard venía de visita le pedía que fuera el conejo blanco, porque él me cuidaba.
-No sé Alice
-No te pido que me creas, solo que lo entiendas.
Él se dejó caer contra la pared y miró las luces del techo.
-No es que no te crea, es que parece imposible, tu madre estaba muerta ¿no?
-Sí yo la maté.
Se hizo el silencio.
-Sea como fuere, no pudo haberte enviado esa nota, es físicamente imposible.
-Lo sé, pero ahí está, ¿quien sino lo sabría?
Pensó durante un rato.
-¿Solo jugabas a eso con tu madre y tu tío?
Asentí.
-Nadie más venía a casa y solo éramos nosotros tres.
Cerró los ojos, estaba pensativo. Me quedé mirando el café en silencio.
-Christopher.
-Dime.
-¿Qué hacías en el pasillo?
-Ir al baño.
-Pero si cada habitación tiene un baño propio.-Su habitación era la más próxima al despacho de mi tío, había cierta distancia, sí, pero podría haberme escuchado perfectamente.
-Ya, pero el de mi habitación se ha roto y tengo que usar el público.
Sabía que mentía, porque el público estaba en la dirección opuesta, en la otra ala del edificio.
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Mortem (1)
FantasyLlegar a un instituto nuevo nunca es sencillo, y menos cuando sabes que nadie en ese instituto es mortal. Tendré que enfrentarme a una cruel realidad, tendré que decir la verdad sobre muchos de los secretos que he guardado estos últimos años y sobre...