Capítulo 106 Reconstruirse.

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Theo dejó que Max durmiera, estaba agotado, no había podido pegar ojo en los últimos días, tenía pesadillas y no paraba de gritar el nombre de Alicia en sueños, a pesar de que habían pasado tres meses desde que se había ido, el último trimestre se aproximaba y todo lo sucedido con Ágatha parecía un mal recuerdo.

-Theo

-Estoy aquí.

-Abrázame.

Se recostó a su lado y le acunó hasta que se durmió de nuevo.

Miraba los libros de forma compulsiva, dejaba que se cayera uno tras otro, se había pasado semanas revisándolos, Ismael recogió el último que había tirado y lo colocó de nuevo en la estantería.

-Em, tienes que dormir. Apenas tienes fuerzas.

-No puedo, ella me necesita.

-Yo también te necesito Em, necesito que estés bien, necesito que estés conmigo.

Ella le miró y las lágrimas volvieron de nuevo a sus ojos.

-Ella no me dejó morir, Isi, y yo la dejé partir a ella. No es justo.

-Nada lo es. No es justo nada.

Y la abrazó mientras ella lloraba en silencio.

Olivia trazó con sangre otra figura, esta vez más grande. Volvió a conjurar, el humo negruzco volvió a surgir para golpearla y lanzarla contra la pared. Su habitación estaba llena de símbolos y papeles con hechizos. Volvió a abrir el libro de hechizos y tachó otro más, ninguno funcionaba, se sentía horrible, no podía hacer ni un conjuro, no podía ayudarla, habían pasado tres meses y no había podido ni tan siquiera abrir el portal. Volvió al ruedo, de nuevo al dibujo del suelo, todo olía a incienso, palo santo y hierbas chamuscadas. La cera estaba impregnada por todas partes. Encendió la vela, se concentró y volvió a lanzar el conjuro. Parecía que surtía efecto, el portal empezaba a formarse, algo negro y opaco. Pero la energía era demasiada, termina descontrolándose y lanzándola por los aires, de nuevo contra la pared.

Alguien abrió la puerta, pero ni lo vio.

-¡Oli qué haces!-Sammy corrió hacia ella y la ayudó a ponerse en pie de nuevo.

-No funcionó, NO PUEDO TRAERLA.

-Oli

-¿Por qué no puedo? ¿No soy fuerte suficiente? ¿No la quiero lo suficiente para que vuelva?

-¡Eso no lo digas jamás! ¡Tú vales mucho, eres una bruja maravillosa y muy poderosa! Pero llevas días sin comer casi

-Es que ella nos necesita

La sujetó por los hombros y la sentó en la cama.

-¿Ella te dejaría hacer esto? ¿Dejaría que pasaras días sin comer ni dormir? Tienes tantos cortes en los dedos que dudo mucho que tengas sensibilidad ya en ellos.

-Pero Ali no ha vuelto aún. No la encuentro Sammy.

-Oli...-La sentó en su regazo y la acunó.-Ali es muy fuerte, yo mismo lo he visto, y no la conozco mucho, no tuve tiempo a conocerla, pero estoy seguro de que no querría verte así, querría que siguieras tu vida.

-Pero me necesita

-Lo sé, y encontraremos el modo de traerla de vuelta. Pero por ahora tienes también que cuidar de ti misma.-Le besó la frente.-Déjame cuidarte, Oli.

Daba vueltas por el despacho, Richard le miraba nervioso, nunca había visto a Christopher así, era cierto que era un vampiro y suelen ser bastante nerviosos, pero esto ya era excesivo. Tampoco se veía capaz de decirle nada. Él mismo había visto cómo se había quedado golpeando el muro de cristal, y cuando este estalló y pudo entrar, lo vio derrumbarse en el lugar de la batalla, como si se perdiera, como si no tuviera fuelle para seguir.

-Pasado mañana vendrán unos conocidos, brujos poderosos. Intentaremos recrear el mismo portal.

-Eso dijiste la última vez.

Al principio había sido amable con él, pero al pasar los días, su ya agrio carácter empeoró, hasta volverse casi intratable.

-Mira, aunque no me creas, me duele tanto como a ti la ausencia de Alice, pero tu carácter no ayudará que ella regrese antes, o aprendes a confiar en los demás o no conseguirás nada.

Se queda de pie, con los puños apretados.

-La última vez que confié en alguien, me dejó al otro lado de un cristal mientras desaparecía con una bruja licántropo desquiciada. No esperes que confíe en nada por un buen tiempo.

Tenía que darle la razón, y es que su sobrina había sido muy valiente al sacrificarse para protegerlos a todos. Ágatha era un descontrol y no pararía hasta ver a su hija de nuevo, por mucho que eso resultara imposible, ya que su hija como tal ya no existía. Temía por la vida de Alice, temía por cómo estaría, si estaría viva, o si estaría bien. Ojalá hubiera sido él quien se fuera con su hermana.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora