Capítulo 99 Allanamiento de morada.

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Olivia me hizo sentarme delante de ella.

-Te dolerá un poco, pero necesitamos que estés tranquila para hacer los conjuros.

-¿Qué vas a hacer?

-Darte algo de valor.-Juntó su frente con la mía.-Infinitum Valorem.

Sentí como sus palabras entraban en mí, como se quedaban en mi cabeza y despertaban algo en mi interior, un fuego que había mantenido quieto durante años, puede que nunca lo dejara salir hasta hoy.

-Vale, ahora tenemos que bajar al primer piso y preparar todo.

Me levanté, parecía en trance, vi como todos recogían el material y salían por la puerta de la habitación, pero me sentía libre, como si la cadena que mantenía atada se hubiera roto.

-Chicos.-Todos frenaron y me miraron.-Ire deorsum.

Todo vibró, Theo por poco se cae, las velas que llevaba Emily por poco terminan desparramadas por el suelo, pero Ismael las cogió al vuelo. Cuando se dieron cuenta estábamos en la puerta del despacho.

-Vaalee...-Emily dejó las velas en el suelo.

Todos se miraron nerviosos, preocupados.

-No pasa nada.-Olivia empezó a dibujar runas en el suelo.-Es lo que he conjurado, ahora mismo no tiene inhibiciones, es imparable por así decirlo.

-¿Y eso no es peligroso?-Christopher colocaba las hierbas dónde Emily le mandaba.

-Puede, sí, pero ahora mismo está haciendo el mayor acopio de autocontrol que he visto en mi vida.-la bruja me miró y sonrió, recogió su larga mata de pelo en un moño.-Vamos al grano.

Colocaron todo lo necesario, pintaron las runas en la puerta y en el suelo y se pusieron detrás de mí.

-¿Crees que funcionará?-Susurró Ismael a Emily.

-Puede que funcione demás, no sé ni siquiera si ha sido necesario montar todo.

-¿Por?-Theo estaba protegido por el cuerpo de Max, por si algo salía mal.

-No lo sentís?-Se hizo el silencio y Olivia levantó la mano.-Su energía es tan fuerte que casi es tangible.

Todos miraron a su alrededor y tras unos minutos de silencio, fueron capaces de escuchar la estática que esta emitía.

-Madre mía...-El brujo se encontraba totalmente asombrado por tan grande demostración de poder.-Maceria Lapidea.

Un gran muro de piedra los separó de la puerta y de mí.

-No quiero arriesgarme.

Era mi turno de ponerme seria, me sentía en ebullición, como si todo mi cuerpo fuera a estallar en cualquier momento.

-Sigillum indissolubile, da voce meam, destrue muros tuos, dimitte me.-La pared vibró, la pintura se despegó y cayó al suelo, derretida; las piedras se comenzaron a mover una a una. Todo caía en arco a mi alrededor, dejándome el paso libre hacia la puerta, que quedó en pie.

-¡Prohibere!-El muro que Theo formó desapareció y todos miraron con asombro lo que antes había sido la pared del despacho.-Madre mía

-Nunca pensé que nadie pudiera hacer eso.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora