Capítulo 50 Una maldición que genera terror

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Emily seguía milagrosamente en pie. Miró al frente pero sus ojos estaban totalmente en blanco. Todas aguantaron la respiración, hasta Alisson.

-¿Qué ocurre?-Ismael no entendía nada.

-¿Le ha lanzado algún conjuro de borrar memoria? Lo único que deja así los ojos es eso, ¿no?-Le preguntó una de las brujas a otra.

-Que yo sepa no le lanzó ningún conjuro de ese tipo

-¡Lissi ya basta!-Pero los gritos de Ismael eran inútiles.

La tensión era casi palpable, las brujas se movían inquietas mientras Emily seguía susurrando con los ojos en blanco. Alisson cayó al suelo, sentada y temblando.

-¿Qué ocurre?-Le preguntó una de sus amigas.

-¿Qué sucede?-Preguntó otra.

Alisson palideció. Las miró boqueando. De pronto la voz de Emily fue más audible, mas clara.

-Animae te perdunt, corpora putrescunt, ora obsignant, manus tabescunt.

Las brujas se quedaron blancas como la cera mientras escuchaban a la mestiza pronunciar una maldición, algo impensable para una bruja como ella. Lanzaron conjuros, pero nada la detenía.

-¿Qué maldición es esa?-Preguntó una de ellas.

Alisson la miró aterrorizada antes de traducir:

-Almas destruiros, cuerpos pudriros, bocas sellaros, manos derretiros.

Todas las brujas parecían aterrorizadas, pero no pasaba nada, a pesar de que sus ojos seguían en blanco.

-¡Basta! ¡Basta! ¡Nos rendimos!-Gritó una de ellas, pero la mestiza era imparable. La boca de la chica desapareció y todas gritaron alarmadas. Alisson se encontraba entre la espada y la pared, estaba asustada por primera vez en su vida, no sentía poder alguno, solo miedo.

-¡Me rindo!-Gritó al fin.-¡Me rindo! ¡Le dejaré tranquilo! ¡Lo prometo!

Emily aún en trance se giró hacia ella:

-Sanguis promissionem.

-Sanguis promissionem.-Repitió Alisson a su vez, aterrorizada.

El grupo de disolvió, quedando tan solo Ismael y una muy cansada Emily en mitad del patio. Cayó de rodillas exhausta pero aliviada, se había pasado la mañana intentando aprender ese conjuro aunque fuera para implantar miedo y por suerte había funcionado, aunque eso la dejó como los zorros. Sintió las pisadas de alguien que corría hacia ella y se agachaba a su lado.

-¿Estás bien? ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien.-Dijo al fin.-Mejor que bien.-Comenzó a reírse.-Por fin he plantado cara y me siento como nueva.

-¿De qué hablas?-Ismael seguía aún en shock por todo lo que acababa de pasar ante sus ojos.-¿Qué era ese conjuro? ¿Pretendías matarlas?

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora