Capítulo 94 En el fin del mundo.

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Tumbada en cama, con los cascos puestos, y ni aún así podía concentrarme, era imposible. No paraba de ver al dichoso vampiro rondar mis pensamientos, era cierto que todo te invita a ellos, su voz, su olor, o puede que se me haya ido la cabeza y que ahora esté al borde de la locura. No lo sé. Subí el volumen porque necesitaba dejar de pensar con urgencia. Cerré los ojos y me dormí.

Me desperté horas más tarde, mi móvil me confirmó que eran ta las tres de la mañana, que había entrado de pleno en el fin de semana. Encendí la luz y me levanté. Necesitaba despejarme, lavarme la cara. Me dirigí al baño y me lavé la cara en agua fría. Al salir la vi, allí tirada, tuve la mala sensación mucho antes de cogerla. Aquel sobre pequeño, del tamaño de una tarjeta, lo abrí y saqué la nota.

El fin del mundo se acerca Alice, el reloj hace tictac y tú estás muy lejos de la madriguera. Salva al conejo blanco.

Saludos, La Reina de Corazones.

La Reina de Corazones No puede ser La Reina de Corazones Me quedé paralizada. No podía ser. Salí corriendo y bajé las escaleras, fui directa al despacho, necesitaba verlo por mi misma, necesitaba saberlo, no podía ser, era imposible, necesitaba verlo por mis propios ojos, era imposible que no no no.

Llegue a la puerta de madera, el nombre de mi tío en la chapa plateada, giré el pomo , pero la llave estaba echada, me maldije, empecé a golpear la puerta, furibunda, histérica.

-¡Ábrete! ¡Por favor ábrete! ¡Ábrete, ábrete, ábrete!

Por suerte el despacho estaba lejos de las habitaciones, por lo que nadie me podía oír. Golpee la puerta, lancé conjuros, saqué mi garra lobuna e intenté destrozar la puerta, pero esta parecía en el mismo sitio. Golpeaba, conjuraba y maldecía, hasta que alguien me habló al fin.

-¿Alice?-No, no, no, no tú no, no quiero verte, no ahora, no quiero cruzarme contigo, ahora que te había puesto una sana distancia, no...-¿Alice eres tú?

Le ignoré y seguí aporreando la puerta frenéticamente. Él corrió y me placó, pero le empujé.

-¡¿Pero qué haces?! ¡Para Alice!

-¡Suéltame! ¡No lo entiendes!-Rugí.

-¡¿De qué hablas? ¿Qué pasa? ¿Por qué estás así?!

Forcejeé hasta que no pude más, hasta que me golpeó con fuerza la realidad, hasta que le vi a mi lado, agarrando mi mano monstruosamente transformada en garra.

-Chris sé dónde está, sé quien le tiene.

-¿A quien? ¿De qué narices hablas?

-A mi tío, sé quien le tiene.

Me miraba como si estuviera loca, pero no lo estaba, la nota era real, ardía en mi bolsillo. La saqué y se la di, él la miró y volvió a mirarme confuso.

-¿Quien ha escrito esto?

Silencio.

-Alice, ¿quien ha escrito esto? ¿Quien es el conejo? ¿Quien es la reina de corazones?

-.re.

-¿Qué?

-La Reina de Corazones, es mi madre.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora