Capítulo 29 He escuchado el rumor...

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-¿Amenazar? ¿A una de primero? Ni de coña, ¿Quién piensas que soy?-No sabía si reírme u ofenderme de verdad.

-La gente decía

-No llevo ni un día en el instituto y ya me quieren tachar de matona y peligrosa genial.

Esto era ridículo, estuvimos todo el tiempo en un sitio público, si tanto miedo tenían de que le hiciera algo a la niña, ¿por qué no vinieron conmigo? Seguramente porque es más fácil soltar rumores en vez de preocuparse por lo que sucede de verdad. Es patético.

Me senté a duras penas y busqué mi móvil con la mirada.

-Si estás buscando tu móvil quedó chamuscado.

Mi móvil. Chamuscado. Genial.

-Genial.

-Nos encargaremos de conseguirte otro, lo prometo.

-No es necesario, Olivi

-Oli, solo Oli.

-No es necesario Oli, tengo ahorros, pillaré otro en cuanto pueda.

Puso los ojos en blanco y se rió.

-Vale, eres dura de convencer.

Me encogí de hombros y sonreí. A pesar de todo sí que es cierto que me habían intentado matar, bueno, Elisabeth, pero no creo que lo hiciera por hacer daño, sino que realmente veía el instituto en peligro, puedo entenderlo, no se lo reprocho.

Pasé toda la tarde en cama, aburrida, con las visitas de Olivia y Christopher, que aunque no me hablaba, la acompañaba, no sé si porque cree que le puedo hacer daño si va sola. Mis amigos también vinieron un par de veces Emily estaba aterrada aún y Max furibundo con Elisabeth, sería difícil hacerle entender que solo lo hizo para protegerme, sin ninguna maldad escondida. Me dieron todos los apuntes de las clases de la tarde que me había perdido y me hicieron compañía hasta las 8, ya que Max tenía entreno con el equipo de fútbol y Emily un curso de conjuración, ¿debería apuntarme a esos cursos también? No lo tenía muy claro. Mi tío también se pasó para ver si me encontraba bien, estaba muy disgustado por no darse cuenta de mi estado de salud, pero le hice saber que estaba bien, que solo había sido el cansancio del día. No le convencía del todo, tampoco a mí.

Cerré los ojos, los volví a abrir, nada, no tenía sueño, me maldije. Saqué el ordenador portátil de la funda, lo encendí. Me puse a ver series que tenía pendientes, no tenía cuenta en ninguna página importante como Netflix o Disney+, por lo que tocó la clásica de ver páginas pirata.

Tras saltarme algunas películas que en verdad se me hacían espesas, llegué a una serie, era un remake de una serie infantil que veía de niña, me dio recuerdos, era sobre unas hadas, las Winx, comencé a ver la serie y madre mía, cambiaba mucho de los dibujos que había visto de niña. Vi hasta el tercer capítulo y decidí que necesitaba algo de comer, mi estómago rugía como si llevara días sin probar bocado. Eran más de las diez, dudaba mucho que la cafetería estuviera abierta, pero no perdía nada por ir. Me puse una sudadera y unas deportivas. Mis pantalones de pijama negros parecían un chándal, así que no me esforcé en cambiarlos. Me recogí los rizos en un moño alto y salí.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora