Emily tenía clase de ciencias sociales, Max tenía entreno con el equipo, así que eso me dejaba sola ante los inmensos pasillos de aquel lugar, respiré hondo y comencé a caminar en silencio, vista fija en el mapa y en el suelo para no caerme, pero no caerme no significa que no choque con alguien, y hoy precisamente no era mi día.
-Lo siento estaba mirando
-¡Mira por dónde vas! ¡Petarda!
Me quedé sorprendida de tanta agresividad, la chica me miraba furibunda, su pelo rubio casi blanco parecía empezar a levantarse poco a poco, retrocedí, porque seguramente se tratara de una bruja y la verdad no me apetecía luchar contra eso, dicen que tienen mucho carácter, pero tampoco es que sepa mucho del tema.
Decidí cambiar de rumbo, daría algo más de vuelta, pero me evitaría la confrontación con aquella chica, que, sinceramente, no parecía querer hacer nuevos amigos. Caminé por otro pasillo que jamás había visto y la verdad empezaba a echar de menos tener cerca a alguien conocido para que me guiara.
-Este sitio es un maldito laberinto.
Miré el reloj, genial, seguro que terminaría llegando tarde, fantástico. Qué buena impresión para dar el primer día. Suspiré y miré al techo. Una enorme pintura, estilo mural, cubría cada milímetro de la pared. No me había fijado hasta aquel preciso instante. Había un gran lobo negro aullando a la luna, un murciélago que parecía querer morder al lobo, brujas lanzando conjuros, hadas volando, duendes dando saltos entre setas enormes, sirenas surcando los cielos, ¿aquello era un ave fénix? Sin duda era alucinante por completo. Tan absorta estaba que no me di cuenta que alguien venía hacia mí hasta el preciso instante en el que me llevó por delante. Los libros volaron por todas partes y por poco caigo de bruces al suelo.
-Lo siento, lo siento mucho, ¿estás bien?
-Sí, sí, no pasa nada, estaba distraída, tienes que disculparme.
Me ayudó a recoger mis cosas, era un chico alto, sumamente alto, el pelo en gruesos tirabuzones y los ojos más azules que había visto en mi vida, era más alto que yo, al menos dos palmos y vestía ropa deportiva. Su piel parecía estar bañada por el sol, incluso se podría decir que era dorada.
-No pasa nada.-Se rió.-¿Mirando el mural?
-Sí, me resulta muy curioso, me gusta.
-Sí, es alucinante. Eres de artes, supongo.-Me giré y asentí.- Me lo supuse.
-¿Por quedarme mirando un mural?
Se volvió a reir y sentí que algo en mí vibraba, pero no entendía bien el qué.
-Sí, nunca había visto una pintura así, es hermosa.
-Sí, si que lo es, representa a todas las especies que están aquí actualmente.
-¿Especies?
Me miró confundido, quise preguntar más, pero se apresuró a cambiar de tema.
-¿A qué clase tienes que ir?
-A Historia del Arte.
-Bien, entonces, ¿me permites que te guíe hasta la puerta?
Me reí, sonaba tan caballeroso, tan amable, que después de las extrañas miradas de todo el instituto aquello era nuevo y gratificante.
-Por favor, creo que más perdida no puedo estar.
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Mortem (1)
FantasiaLlegar a un instituto nuevo nunca es sencillo, y menos cuando sabes que nadie en ese instituto es mortal. Tendré que enfrentarme a una cruel realidad, tendré que decir la verdad sobre muchos de los secretos que he guardado estos últimos años y sobre...