Capítulo 26 La realidad que te golpea tras un trance, auch.

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Todos me miraban fijamente, pero yo tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no podía ver a nadie, me puse en pie y me quedé quieta, paralizada por el miedo, por el dolor, por la situación. Elisabeth me miraba de un modo extraño, como si no supiera qué hacer o decir. Olivia se adelanta y me abraza.

-Alice, lo siento, lo siento muchísimo, no queríamos hacerte daño.

-Es igual, estoy bien.-No lo estoy, no estoy bien, no lo estoy.

Christopher mira al suelo con los puños apretados mientras que Theo entra de nuevo en la habitación, la otra chica se pone en pie.

-Nosotros nos encargamos del resto, os lo dejamos a vosotos.

-Gracias Maya.

El chico desconocido también se pone en pie y apoya la mano en el hombro de Elisabeth.

-Gracias Elías.

Salen, cerrando la puerta tras de si. Todos están en silencio y se siente incómodo. Respiro hondo y me pongo en pie.

-Ahora ya estáis contentos, supongo, maté a mi madre, así que me iré del instituto

-Alice...-Olivia me tiende la mano, pero se la aparto bruscamente.

-No quiero lástima, gracias.-Me estiro, miro a los demás presentes, respiro hondo y sonrío.-Gracias por presenciar este día conmigo, ha sido un placer

-¿No piensas detenerte?

-...mostraros este recuerdo, espero que a todos les haya sentado igual que a mí, ahora ya tenéis derecho a odiarme del mismo modo que me odio yo

-Alice para.-Christopher suena muy autoritario, pero no me da miedo.

-No tengo porqué detenerme ¿sabes? Ahora ya lo has visto, pasaste la tarde intentando saberlo, EL GRAN CRÍSTOPHER DE LA REALEZA, EL REY, EL CONDE, O LO QUE DEMONIOS SEAS.

Me dirijo hacia la puerta y la abro de golpe, Theo da un respingo al verme salir, pero no me detiene.

Me niego a seguir ni un día más aquí, me niego a quedarme en este instituto, todos están locos y soy un peligro, necesito encontrar al tío Richard y contarle todo, tiene que entender de una vez que yo no soy buena para estar aquí, no valgo para estar aquí, necesito que.

-Para.

Me detengo en seco y me doy la vuelta, él me mira fijamente pero no quiero seguir con este tira y afloja.

-Lo siento, pero tengo que hacerlo. No puedo poner más alumnos en peligro, ni quiero hacerlo, así que me voy.

Sigo caminando, a pesar de que sigue ordenándome que pare. Entro como un vendaval en el despacho, sin llamar, sin avisar. Mi tío me mira y se pone en pie. Corre hacia mí y me abraza.

-Ya me lo han contado todo Ali.

-No puedo seguir aquí tío Richi, soy un peligro para todos, terminaré matando a algún alumno o arrastrándolo mientras me muero yo. Como director me tienes que expulsar.-Estoy estoica, necesito estarlo, necesito estarlo, tengo que.

Me abraza tan fuerte que siento que cada fibra de mi ser se rompe, empiezo a llorar como nunca he llorado, siento tanto dolor en mi cuerpo como si me volvieran a estar quemando, lloro por mí, por mi madre que murió y se transformó en alguien que no me quería conocer, por mi padre que tuvo que deshacerse de sus recuerdos para no herirme, por mí, que es como si fuera huérfana. Lloro por todos y cada uno de los días en los que he tenido que vivir de casa en casa, sola, hasta que el tío Richard me encontró.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora