Capítulo 74 El despertar de una bruja.

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Me desperté como nueva, no sentía dolor, ni cansancio, un leve mareo, pero nada más. Me giré y vi que la cama de al lado estaba ocupada, ¿Christopher había vuelto? Quise incorporarme, pero sentí algo pesado que me lo impedía. Con la cabeza sobre mi pierna, el vampiro dormía, ¿había pasado la noche ahí sentado? ¿mirando de mí? Si eso era así, ¿Quién estaba en la otra cama? Escuché un crujir de muelles y las sábanas, se giró, era Theo y abrazado a él estaba Max. ¿Le habían traído a mi habitación por culpa de la fiebre? Me sentí mal por él, pero a la vez me parecía una escena muy tierna verles así, abrazados y despreocupados. Me alegraba por Max y por Theo.

Toda mi concentración pasó a ser el vampiro, dormía profundamente, no sabía que ellos también durmieran, pero para mi sorpresa así era. Vi su pelo rizado y revuelto, antes de poder evitarlo, pasé su mano sobre los bucles, su piel era de porcelana, parecía un ángel durmiendo. Con la luz entrando por la ventana, la escena parecía sacada de un cuento, él durmiendo sobre mi pierna y yo sentada acariciando su pelo. Hasta que se despertó, paré y me quedé muy quieta, avergonzada de ser descubierta en esa situación.

-¿Alice?-Se incorporó primero muy lento y luego se movió a la velocidad de la luz, quedando a escasos milímetros de mi cara.-¿Estás bien? ¿Te duele algo?

-Estoy bien, creo me duele algo la cabeza, sin más.

-¿Necesitas que te traiga algo?

-¿Un ibuprofeno?

Desapareció y reapareció en un abrir y cerrar de ojos. Regresó con una botella de agua de un litro y un blíster de pastillas. Me las entregó y volvió a sentarse en el suelo, junto a mi cama.

-Gracias.

Negó con la cabeza. Dejé la botella en la mesilla y miré de nuevo a la pareja de al lado, seguían durmiendo sin enterarse de nada.

-No se despegó de él en toda la noche, le trajo aquí en cuanto empezó la fiebre.

Era muy tierno escuchar eso, la verdad es que no me esperaba que Max tuviera un lado tan ¿preocupado? Volví la vista a Christopher.

-¿Y tú? Te has quedado aquí también toda la noche.

Apartó la vista, turbado.

-No podía irme ¿recuerdas? Estaba contigo en cuarentena.

-Cierto

En el fondo esperaba que dijera otra cosa, pero bueno supongo que era mi cabeza haciéndose ideas. Se estiró y bostezó.

-Creo que iré a decirle a tu tío que ya te has despertado, seguro que quiere verte, estaba muy preocupado.

-Vale.

Y con la misma se fue, dejándome sola y con un sentimiento extraño en el pecho.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora