Capítulo 12 La Realeza siendo La Realeza

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Regresé a clase, el profesor me dio las gracias por ayudar a la niña y me dejó entrar sin más complicaciones, las ventanas seguían abiertas y aún quedaba un poco de olor en el aire. La primera fila me miró fijamente, pero yo les ignoré mientras caminaba hacia mi asiento de nuevo. Saqué un bolígrafo, dispuesta a tomar nota de todo lo que se dijera en clase. Hasta que vi una nota. Negra, escrita en blanco.

A as 11:30, detrás de la caseta del conserje.

Guardé la nota y seguí con la clase, como si nada hubiera sucedido, pero con el temor de que me había metido en problemas. Me recordó a aquella etapa en el colegio, aquella época en la que era la rarita y todos querían pegarme a la salida. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pero ante todo tenía que guardar la apariencia, seguí concentrada en clase, tomando apuntes y fingiendo que todo estaba bien.

Sonó el timbre de la tercera hora. Once menos veinte, lo que significaba que quedaban solo cincuenta minutos para el misterioso encuentro. Eso me ponía los pelos de punta. Por suerte esa clase me tocaba con Max, lo que hizo que pudiera relajarme un poco.

-He escuchado que has ayudado a una de las de primero, ¿eres una superheroína?

-¡Venga ya! La pobre estaba tan asustada que era imposible que no quisiera ayudarla, tenías que verla, además todos aquí la miraron fatal.-Estábamos casi pegados, porque los pasillos estaban repletos de gente.

-Es normal, aquí solo existen x tipos de gente, o eres un cambiaformas guay o no eres nadie. Absurdo.

Pensé en ello un rato antes de entrar a clase. Nos sentamos en nuestros pupitres, nos tocaba inglés, cosa que no me preocupaba, no era una asignatura difícil para mí.

-Max necesito tu consejo.

-¿Sucede algo?

Le enseñé la nota y se puso blanco, me miró y luego miró de nuevo la nota.

-Esto es malo, Alice.

-¿Mucho?

-Bastante, es una nota de La Realeza, negro, letras blancas sin duda, ¿les has hecho algo?

Me quedé un rato pensativa, negué con la cabeza.

-Tuve clase con ellos antes, pero nada más, no hablamos ni nada parecido, la chica soltó el humo, lo intentaron parar y yo

-Espera, espera, espera...¿No pudieron parar el humo de una mofeta?

La profesora nos miraba fijamente.

-¡Si le parecen tan aburridas mis clases puede irse, señor Allen!

-Lo siento señorita, lo siento muchísimo.

Ella asintió y siguió con la clase como si nada.

-No, no pudieron, ninguno.

-Eso es extraño, por no decir imposible. Son superiores, ellos podrían perfectamente parar con un hechizo simple cualquier cosa, su poder es mayor que el de cualquiera de aquí.

-Lo sé, lo sé, pero no pudieron

-Pero tú sí...-Miró la nota y luego a mí.-Creo que quieren saber por qué ellos no y tú si.

Genial, algo para lo que no tenía respuesta y que seguramente les enfurecería, eso era empezar bien el primer día.

Mortem (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora