—¿Te gusta? —preguntó el regente viendo a su hijo comer lleno de emoción.—¡Si! El mango también le gusta a mi madre —la mujer sonrió con cariño al ver que su hijo le extendía una pieza de fruta.
—Gracias mi pequeño príncipe pero estoy llena —esas eran las primeras palabras que el Sultán le escuchaba decir despues de al menos media hora, el comedor habría estado en total silencio de no ser por la oportuna intervención de Ibrahim, que sin problemas sacaba conversación.
Habbad, su esposa y su hermana se miraban cómodos cada vez que el hombre hablaba con ellos y eso mas que incomodar al Sultán le dio tiempo de integrarse a la conversación que ahora era totalmente sobre política.
—Madre, estoy aburrido... —se quejó el príncipe.
—¿Por qué no vas a jugar con tus primos al jardín...? Malkocoglu me ha ayudado a preparar una sorpresa para ti —el niño sonrió emocionado— Bali Bey —llamó haciendo que las puertas se abrieran— lleva al príncipe al jardín, muéstrale lo que hemos preparado.
—Creí que usted deseaba mostrarlo por sí misma.
—Yo debo atender a nuestro Sultán y a nuestro Gran Visir... Estoy segura de que Mustafá no le tomará importancia si me ausento durante un rato, Maria, por favor —pidió haciendo que la sirvienta que hasta el momento miraba todo desde un rincón se acercara para llevarse al niño junto al resto de sus primos.
La expresión de Cerem hacia relucir su decepción, pero mas allá de quejarse o fruncir el ceño, la mujer puso una sonrisa en su rostro y se sentó al lado del Sultán sin decir palabra alguna.
—¿Que tienen preparado para hoy? —preguntó.
—La señorita Cerem ha preparado una pequeña fiesta para nuestro encantador príncipe —Adalet era la única entre las mujeres que se atrevía a hablar, Beyhan estaba furiosa, no deseaba ver a su hermano y Cerem trataba de ignorar la existencia del hombre prestándole atención solo cuando este se dirigía directamente a ella— el príncipe Mustafá detesta las grandes celebraciones así que Cerem Hatun preparó algo simple.
—¿Es así Cerem?
—Si mi señor, temo que el príncipe el alguien demasiado tranquilo, detesta el ruido prolongado así que pensé que algo simple era lo mejor —sus palabras sonaban calmadas, pero inconscientemente la mujer tallaba sus manos de forma ansiosa, algo que no pasó desapercibido por el regente.
—Me parece una buena decisión —Suleiman posó su mano sobre las de Cerem— has hecho un gran trabajo todos estos años, he escuchado mucho sobre ti y lo que vi está mañana a confirmado todo lo bueno que leo en las cartas de Habbad Pasha —el Pasha sonrió cohibido ante la penetrante mirada de reproche de la concubina.
—¿Estuvo aquí en la mañana?
—Lo vi desde lejos, el pueblo parece adorarte Cerem, hasta el punto de llamarte Sultana —comentó tranquilo.
La mesa cayó en total silencio ante esas palabras, las mujeres se miraron entre si sin saber que hacer, llenas de pánico por la situación, Cerem no alzaba la mirada de su plato y de forma sutil Adalet pellizcó la palma de su esposo esperando a que este dijera algo y aclarara la situación.
—En eso tiene razón... Soy amada por el pueblo, eso me alegra de sobremanera —a diferencia del resto, la mujer no parecía tensa, solo cortante— pero no está demás aclarar algo que estoy segura Ibrahim ya le aclaró, se que no me corresponde el titulo de Sultana, pero es algo que el pueblo me ha dado, he tratado en varias ocasiones de corregirlos, pero ellos no entienden razones.
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El Sultan - Mi Leon
Fanfiction-Lo lamento mi Sultan, pero... No hay nada que pueda hacer. -¡¿Que me estas diciendo? Hurrem cerró los ojos resignada e impactada ante las palabras que anunciaban la muerte de una de sus mayores enemigas. -Que Allah reciba a Mahidevran en su reino.