La palabras del hombre fueron un balde de agua para la sirvienta que ahora era repentinamente ascendida a concubina. Cerem quien no creía en Dios alguno despues de haber rezado a tantos pensó por momentos que esto era un castigo divino de Allah despues de que ella lo hubiese maldecido en tantas ocasiones.—Y-Yo... —su garganta se negó a emitir algún otro sonido al recordar el trato con el Pasha; sabía que de igual forma no tenía opción y protestar solo rompería el trato que ahora era más que necesario teniendo en cuenta que el hombre quedaría a cargo del Harem con Hürrem mirando cada paso que diera— se lo agradesco su Majestad —se limitó a decir inclinándose— que las estrellas vayan con usted durante el viaje.
Suleiman sonrió complacido ante la falta de resistencia o miedo que mostraba la castaña hacía él.
—Allah está de mi lado, no debes preocuparte, cuida bien de ti y de tu salud —el regente se acercó al oído de la menor— cuando vuelva espero que tengas todos tus aceites listos, la primavera te dará buenas flores con que trabajar y yo necesitaré aliviar mis dolores.
Al escuchar el comentario sincero del mayor solo pudo sonreír tranquila y asentir. El hombre le dio un último beso a la pelirroja y montó su caballo rumbo a los puertos en donde un barco los esperaba.
Las mujeres miraron la escena sin decir nada quedándose paradas durante un rato antes de que la consorte del regente lanzara una mirada inconforme a la ahora concubina.
—No sé qué le hiciste al Sultán para que te diera su favor, pero esto no te durará mucho —habló ganando la atención de todos a excepción de la propia castaña quien seguía sumida en su propio malestar— eres una simple sirvienta, no aspires a más.
—Hürrem, fue suficiente —regañó la madre Sultana— la madre de un príncipe no debe comportarse de esa forma ante nadie.
—Cerem, vuelve a los aposentos de mi nieto —ordenó.
La castaña se reverenció ante las nobles y partió rumbo a la habitación sin protesta o palabra de por medio, junto a ella, el Pasha emprendió su rumbo con la intención de acompañarla y hablar durante el camino.
—¡Ibrahim Pasha! —llamó Hatice haciendo que el hombre volteara.
Ambos se miraron por unos instantes sin mediar palabra hasta que el hombre rompió el contacto para mirar a la muchacha a su lado quien lo esperaba pacientemente. Aunque Hatice no lo notó, la mirada de la concubina reflejaba pena y sorpresa, dejando que Ibrahim notará que había sido descubierto, pero eso no fue algo que lo afligió en lo más mínimo pues tenía la tranquilidad de que no sería tirado al fuego.
—Buenas noches Sultanas —se despidió con una reverencia comenzando a caminar nuevamente junto a Cerem.
El estómago de Hatice de contrajo en señal de celos; en busca de consuelo o apoyo miró a Hürrem, pero su confidente estaba igual o más disgustada que ella.
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El Sultan - Mi Leon
Fanfic-Lo lamento mi Sultan, pero... No hay nada que pueda hacer. -¡¿Que me estas diciendo? Hurrem cerró los ojos resignada e impactada ante las palabras que anunciaban la muerte de una de sus mayores enemigas. -Que Allah reciba a Mahidevran en su reino.