Mustafá pt.1

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—¡Cerem! —un fuerte meneo en su brazo junto a una aguda e irritada voz despertó a la muchacha— Allah, dame paciencia con esta muchacha, ¡Cerem apresúrate! 

Los ojos grises de la joven se abrieron lentamente al escuchar el impaciente llamado, la mujer no tardó mucho tiempo en darse cuenta que algo estaba mal, para empezar, esos no eran sus aposentos, ahora estaba tirada en una cama apenas cómoda y además, vestida con harapos que apenas cumplían la función de vestirla.

—La Sultana Mahidevran te quiere en sus aposentos en cinco minutos —avisó Gulsah con su habitual tono estoico.

—¿Que...? —la castaña fue incapaz de formar una oración coherente, pero la sirvienta no se molestó en siquiera tratar de escuchar pues rápidamente salió del harem a paso apresurado.

Cerem se quedó sentada unos instantes tratando de procesar lo que ocurría... Estaba soñando, eso era obvio, era un sueño vivido, sacado de sus recuerdos. No era la primera vez que soñaba con sus días sirviendo en el harem, pero era la primera vez que se encontraba con una imagen tan clara de aquellas personas cuyo rostro comenzaba a olvidar.

—'La voz de Gulsah es diferente...' —pensó con cierta gracia mientras se levantaba dispuesta a seguir la corriente de su mente— 'Supongo que con los años la he olvidado'

No era la primera o la última vez que olvidaba un rostro, o el tono de una voz.

—No le hagas demasiado caso —una clara y melodiosa voz se acercó a ella— Gulsah solo está estresada porque desea que hoy todo salga bien para la Sultana Mahidevran —un par de cálidos ojos marrones adornados por una expresión de inmenso cariño abarcó toda la atención de Cerem.

—Ayse... —su garganta casi se cerró al pronunciar el nombre de la concubina.

La concubina en cambio solo alcanzó a soltar una ligera risa ante el aspecto desaliñado de la joven y escuálida muchacha— Mucho tiempo sin vernos Cerem —susurró pasando un paño de agua tibia por el rostro de la menor— come algo antes de irte, no puedes solo salir de aquí sin comer.

Ese simple regaño le trajo un sentimiento cálido al pecho, junto a la alegría de volver a un tiempo en donde sus días eran mas simples.

Ese simple regaño le trajo un sentimiento cálido al pecho, junto a la alegría de volver a un tiempo en donde sus días eran mas simples

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—Madre... Madre —murmuró Mustafá presionando fuertemente su estomago— madre... Duele —sollozó tratando de llamar la atención de su cuidadora— madre... —volvió a llamar —su voz era apenas audible y la tormenta fuera de los aposentos atenuaba incluso aún mas, sus desgastados ruegos— mam- —antes de poder terminar el primogénito del Imperio expulsó todo el contenido de su estómago entre arcadas entre cortadas— ¡Mamá! —el joven príncipe usó toda su fuerza restante para lanzar una última súplica antes de que los espasmo y las arcadas se apoderaran totalmente de él.

Cerem dormía a uno cuantos metros de su hijo, totalmente agotada por la carga emocional que la había asediado durante la última semana desde el anuncio de la muerte de Gulfem. Un fuerte trueno seguido de un luminoso relámpago logró sacarla al fin de su sueño encontrándose entonces en una posición bastante incómoda.

El Sultan - Mi LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora