-Lo lamento mi Sultan, pero... No hay nada que pueda hacer.
-¡¿Que me estas diciendo?
Hurrem cerró los ojos resignada e impactada ante las palabras que anunciaban la muerte de una de sus mayores enemigas.
-Que Allah reciba a Mahidevran en su reino.
Suleiman no supo en qué momento cayó rendido en aquel sillón, tampoco supo qué hora era al momento en el que Ibrahim tocó la puerta del cuarto de su hijo para anunciar el nacimiento de su segundo príncipe, solo sabía que al despertar se sentía mejor y que su ropa estaba nuevamente en su lugar, pero ni su primogénito ni la sirvienta estaban allí; no sabía dónde estaban y eso perturbaba su calma.
—Tu nombre será Mehmet, tu nombre será Mehmet, tu nombre será Mehmet.
Un día de celebración, un nuevo príncipe había nacido un hijo de él y de la mujer a la que amaba locamente un día tan especial que hizo que olvidara todo lo demás y eso incluía a su primer príncipe que ahora estaba junto a la sirvienta en el baño.
—Mi pequeño niño, yo cuidaré de ti, no debes temer, tu hermano... Haré todo lo que esté en mis manos para que vivas una vida feliz —Cerem sabía el destino que tendría su pequeño estaba plagado por la muerte, pero deseaba que fuera algo más y por primera vez la castaña deseo el mal de un inocente— '¡Si ese bebé tiene que morir para que tu vivas que así sea!' —pensó llena de angustia.
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—Felicidades Sultana Hurrem —celebró Nurhan mirando a su amiga quien sonreía satisfecha pues este era el inicio de su era.
—¿Dónde está mi bebé? Quiero cargarlo.
—Justo ahora está siendo revisado por los doctores.
—¿Y el Sultán?
—Está informando sobre el nacimiento del príncipe, escuché que pidió preparar todo tipo de comida para el festejo —Hurrem sonrió complacida.
—Eso es bueno —la sirvienta asintió— Nurhan...
—¿Si mi Sultana?
—Gracias por quedarte a mi lado, aún si soy demasiado impulsiva es bueno tenerte y siempre contar contigo —la castaña sonrió ante las palabras sinceras de su amiga— y siempre será así mi Sultana.
—Y por eso siempre serás recompensada porque esta ahora es mi era y todas las que estén de mi lado vivirán llenas de dicha mientras que las que estén en mi contra solo tendrán el dolor asegurado.
Nurhan sonrió complacida pues además del cariño hacía Hurrem sabía que en su futuro las joyas brillarían junto a otros regalos.
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