Noches de invierno

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Hürrem sonreía al estar acostada a un lado del Sultán quien acariciaba su cabello como muestra de afecto, el hombre mantenía una mirada impasible que disfrazaba su disgusto ante la situación que vivía.

—Mi Sultán, tomó una buena decisión, la Sultana madre lo comprenderá tarde o temprano.

—Lo sé Hürrem... Duerme un poco, debes estar cansada —la pelirroja sumida en su propia alegría hizo caso a las palabras de su amado  y cayó ante el sueño.

Tragado por el silencio Suleiman se planteó qué hacer durante las siguientes semanas, el hombres estaba debatiéndose entre el arrepentimiento y la razón, pues no quería perder a su familia, pero entendía que de seguir en ese palacio su hijo y concubina serían tragados por las mujeres del harem.

...

—Te ves feliz.

—Jaja, ¿Que puedo decir? Ha sido una bella semana.

—Conozco esa mirada... ¿Que ha ocurrido? ¿Es acaso algo de lo que no me pueda enterar?

—Sabe que no es el caso Ibrahim, yo a usted se lo cuento todo, es solo que hay placeres que merecen ser ocultados  en la memoria.

—Aprendes cosas malas en muy poco tiempo...

—No se queje —el par rió complacido terminando de quitar la nieve de aquel jardín sin flores mientras eran observados por Suleiman quien no dejaba que notaran su presencia.

—¿Deberíamos poner un columpio?

—Sería bueno... Cuando estuve en Aragon, la infanta a la que servía tenía un columpio en el que siempre jugaba al llegar la tarde, me gustaría que Mustafá sintiera esa misma dicha.

...

Entre pensamientos la mañana llegó anunciándole que era hora de ir a la junta con sus Visires, con cuidado el hombre salió de la habitación rumbo al salón de reuniones, pero como ya era costumbre para él, sus pasos se desviaron hasta llegar a los aposentos de su hijo en donde él y su concubina descansaban.

Cerem dormía profundamente en la orilla de la cama siendo casi tirada por Mustafá que inquieto seguía moviéndose en busca de comodidad.

—'Cuando vuelvas tendré que darte unos mejores aposentos, esta cama es muy pequeña para los dos' —el hombre miró a su hijo dormir plácidamente aferrado a su madre y por un momento sintió envidia al pensar que este no tendría que compartir la atención de su concubina durante algunos años— 'Pequeño suertudo... Has logrado tu cometido' —pensó percatándose de la sonrisa de Mustafá quien ya se había despertado.

—Mustafá... Duerme  un poco mas... Estoy cansada —el niño se levantó y gateó hasta el pecho de su madre quien adormilada lo recibió sin ser consciente de la presencia del Sultan.

Incómodo por el collar, el príncipe lo tomó y echó a un lado para poder acostarse cómodamente sobre el pecho de su madre, algo que a Suleiman le causó gracia y a su vez le recordó que mientras ese collar se mantuviera en el cuello de Cerem, ella le seguiría perteneciendo sin importar en donde estuviera.

Incómodo por el collar, el príncipe lo tomó y echó a un lado para poder acostarse cómodamente sobre el pecho de su madre, algo que a Suleiman le causó gracia y a su vez le recordó que mientras ese collar se mantuviera en el cuello de Cerem, ella l...

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El Sultan - Mi LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora