-Lo lamento mi Sultan, pero... No hay nada que pueda hacer.
-¡¿Que me estas diciendo?
Hurrem cerró los ojos resignada e impactada ante las palabras que anunciaban la muerte de una de sus mayores enemigas.
-Que Allah reciba a Mahidevran en su reino.
Constantinopla jamás se sintió tan asfixiante como hasta ahora.
Beyhan, estaba acostumbrada a otra clase de problemas, desde la muerte de su esposo la mujer solo se había enfocado en sus hijos y su dolor, y uno de sus pocos alivios había sido mudarse a la hermosa provincia junto a su querida cuñada y su pequeño sobrino. Su vida en la provincia era pacífica y con la ayuda de Adalet hasta ahora su única preocupación real eran que cortinas vestirían al palacio en vísperas de celebración.
Con el tiempo el dolor de la pérdida de convirtió en un simple recuerdo que acababa en lágrimas solo en noches muy solitarias, y con el paso de las primaveras, su vida comenzó a teñirse de cálidos colores veraniegos junto a Ibrahim.
Pero ahora su hermana estaba allí y todo comenzaba a perder su color, a pesar de la época, Beyhan comenzó a sentir el frío del primer y desolado invierno sin su marido.
—¡¿Por que estabas con él?! —gritó esperando una explicación que no le correspondía.
—Eso no es de tu incumbencia —respondió igual de molesta.
—¡Claro que lo es! Ibrahim es parte del palacio de mi hermano, es un vasallo ¡Un simple vasallo que me sirve a mi y al Sultán!
—Ibrahim es un hombre libre —defendió perdiendo los estribos momentáneamente— y nuestra relación no te compete —Beyhan se tomó unos segundos para respirar y recomponerse— no se que ocurre contigo Hatice, quizás tanto tiempo con Hürrem te ha hecho olvidar tus modales-
—No metas a Hürrem en esto —advirtió— recuerda que es la esposa de tu Sultán.
—Y tu comienza a recordar que estás casada —reprendió— ya no eres una niña Hatice, eres una mujer que ahora está esperando un hijo, ya no estás en la edad de hacer berrinches esperando a obtener lo que deseas, ahora en momento de que comiences a comportarte.
—¿Comportarme yo...? —preguntó casi tambaleándose— hermana... No soy yo la que se ofrece a un sirviente cual ramera- —rápidamente Hatice buscó cubrirse cuando observó como la mano de su hermana se levantaba de forma violenta, pero a pesar de esperar lo peor, la mujer no recibió ni el mas mínimo roce.
Beyhan atrapó su propia mano y se contuvo a causa del embarazo de la mas joven.
—No voy a rebajarme a tu nivel —murmuró antes de seguir su camino sin mirar atrás.
Hatice contuvo sus ganas de gritar y patear el piso, tenía que ser mas inteligente que eso si deseaba recuperar la gracia de Ibrahim.
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—Fue solo una prostituta con suerte —comentó Aysun con cierta burla a lo que las demás rieron.
—Ni siquiera eso, he visto a prostitutas y ellas tienen mas clase —comentó Fatima mientras lavaba su cabello.
—Al menos esas mujeres tienen algo de humildad, Arzú en cambio —Aynur fingió pena— al parecer a las "nobles extranjeras" no les enseñan modales, oh pobre mujer —se mofó fingiendo dramatismo haciendo que el resto de sirvientas riera.
