La provincia de Estambul siguió el paso de un tiempo que no les sentó bien, líderes venían desde otras provincias guardando reclamos hacia el regente por el nombramiento de Cerem y esto afectó el ánimo del mismo pueblo quienes al igual que los líderes, estaban inconformes con la decisión del Magnífico Sultán al que tildaban de loco.Por otro lado, Constantinopla terminaba con sus celebraciones de primavera dispuestos a recibir el no tan cálido verano. Con la ahora Sultana cuidando de ellos pocas eran las preocupaciones de la provincia que, con gran gozo juraban ser los favoritos de Allah.
—Las cosechas se han comenzado a almacenar para el invierno, el nuevo presupuesto ha llegado y ha aumentado con mil monedas de oro más.
—¿Que desea hacer con eso Pasha? —preguntó la mujer con una sonrisa.
—Estaba pensando en mandar a arreglar las mezquitas de los pueblos del norte, estas servirán como refugio en el invierno para los pobres.
—Me parece bien —Cerem tomó las cartas del norte y se las extendió al pasha— aunque creo que con el trabajo del pueblo solo necesitaremos de 200 monedas de oro, según lo dicho por el líder de esa zona.
—Mandaré a hacer una exploración antes de enviar el dinero ¿Tiene algo en mente usted?
—Pronto comenzará una tormenta, pretendo tomar la mitad del presupuesto que se me ha otorgado para reforzar los refugios y almacenes.
—¿Tormenta? —preguntó incrédulo— pero si apenas llega el verano, no sea pesimista mi señora —alentó.
—No lo soy —aseguró— solo digo lo que sé, esta clase de sol atrae la lluvia consigo y las tormentas podrían dañar algunos cultivos así que reforzaré los almacenes y refugios en caso de que las cosas salgan como pienso que vana salir, si ese no es el caso... Tomaré la responsabilidad frente al Sultán.
—Prefiero tomarla yo —intervino el amable hombre— si los Pasha se enteran que usted ha cometido un error lo usarán para quitarle su título, ya he recibido mil propuesta de alianzas para destituirla —se quejó agobiado mientras la mujer sonreía divertida— pronto seré padre, si usted sale de este puesto tendré tanto trabajo sobre mis ojos que no conoceré a mi hijo hasta que este cumpla su mayoría de edad.
—No seas pesimista Pasha —se burló antes de recobrar la compostura— bien, si deseas tomar responsabilidad lo harás frente a todos, pero no frente al Sultán, eso lo haré yo, aunque no reo que sea necesario —aseguró viendo los caracoles metódicamente guardados en un pequeño envase de vidrio.
Habbad en un principio no tomó demasiado enserio las palabras de la mujer, pero rápidamente entendió que debía callar cuando a principios de verano las lluvias comenzaron a hacerse presente de forma esporádica.
Los pueblo que habían sido obligados a recolectar lecha y almacenarla se sintieron agradecidos cuando el frio habitual de Constantinopla comenzó a intensificarse debido a las fuertes lluvias y al estar los arboles mojados, aquella reserva de leña fue su único suspiro de alivio.
—¿Ocurre algo Cerem? —preguntó Beyhan al ver la expresión consternada de su cuñada.
—Los pueblos del Este han comenzado a sufrir inundaciones, los ríos se están desbordando y los caminos también, temo que en poco tiempo perderemos comunicación con ellos.
—Ya envié mensajeros allá —intervino Habbad junto quien entraba junto a su esposa al comedor listos para cenar— con las lluvias y el viento estimo que llegaran en uno o dos días, pero llevarán comida, leña y están autorizados a pedir la evacuación si la situación es demasiado grave.
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El Sultan - Mi Leon
Fanfiction-Lo lamento mi Sultan, pero... No hay nada que pueda hacer. -¡¿Que me estas diciendo? Hurrem cerró los ojos resignada e impactada ante las palabras que anunciaban la muerte de una de sus mayores enemigas. -Que Allah reciba a Mahidevran en su reino.