Confusión

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Cuando Cerem despertó, Suleiman aún se encontraba a su lado leyendo quizás alguno de los documento que  ella acostumbraba a dejar sobre su escritorio.

—¿Sultan? —preguntó con una voz ligeramente ronca.

—¿Ya has despertado? ¿Como te sientes? —la voz y la sonrisa del hombre calmaron los nervios de la mujer.

¿Se había desmayado?

—Mi cabeza duele —comentó de forma sincera.

Suleiman toco la mejilla de la mujer  comprobando su temperatura, no había fiebre ni nada similar, la mujer solo estaba mareada.

—Te daré algo  de agua, despues podremos ir a la celebración, Ibrahim y el resto nos esperan —la mujer asintió.

Despues de un vaso de agua y un par de minutos de descanso, la pareja salió de la habitación dirigiéndose hasta el jardín en donde  la música comenzaba a sonar. Las mujeres del palacio bailaban y reían en un ameno ambiente, los hombres conversaban mientras saciaban su sed con el mas fino vino y los niños corrían por el lugar jugando entre ellos.

—¡Cerem!  —Ibrahim fue el primero en acercarse hacia su hermana.

Con dificultad la castaña también se acercó a él para corresponder el cálido abrazo, su cuerpo no dejaba de sentirse tembloroso a pesar de que  no hubiera movimiento visible que le indicara estar temblando, su mente apenas podía concretar movimientos certeros  o alguna sonrisa y  cada palabra dicha por su hermano o algún otro miembro de su familia pasaban desapercibidas debido a que se escuchaban lejanas y poco nítidas. 

—¿Todo está bien querida? —preguntó Beyhan preocupada.

—Estoy bien cuñada, solo algo cansada, el estrés parece haberme pegado de golpe.

—Comprendo, entonces apóyate en mi —ofreció.

—No es necesario Beyhan —interrumpió su hermano casi de inmediato— Cerem se quedará a mi lado durante la fiesta, yo me encargaré de cuidarla —una sonrisa sincera por parte de su hermano tranquilizó a la mujer.

La Han, casi por inercia se apoyó en el hombro del hombre, ante los ojos de los presentes Cerem se miraba cómoda y bien, solo algo adormilada, algo que suponían era causa del cansancio que había retenido durante tantos días.

La fiesta siguió su curso como era de esperar, bailes, música, charlas y risas llevaron a los presentes a pasar una hermosa velada, cuando la luna estuvo en su cúspide, los mas jóvenes de la dinastía —al menos en ese palacio— cayeron rendidos ante el sueño.

A pesar de su malestar, Cerem se negó rotundamente a soltar al niño que ahora descansaba entre sus faldas, Mustafá al igual se su madre se apoyaban en el Sultán quien sonriente los abrazaba mientras seguía su conversación con el Pasha y el Gran Visir.

—Aysum, Fatima, por favor preparen los aposentos de Mustafá, mi hijo tomará un resfriado si  se queda mas tiempo aquí.

—Si Sultan... —el par de mujeres se mantuvieron al margen durante toda la fiesta, horas atrás ambas habían sido llamadas por el Sultán para ir a los aposentos de su señora y ahora ambas mantenían un semblante similar al de un muerto en vida, algo que todos los sirvientes habían notado.

 —el par de mujeres se mantuvieron al margen durante toda la fiesta, horas atrás ambas habían sido llamadas por el Sultán para ir a los aposentos de su señora y ahora ambas mantenían un semblante similar al de un muerto en vida, algo que todos los...

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El Sultan - Mi LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora