|TN|
Luego una larga jornada de ensayos y asistir a algunas reuniones con los encargados de los nuevos grupos, por fin termino de llenar algunos formularios calificando el rendimiento de cada aprendiz. Por lo que me tomo unos segundos para relajarme y me recuesto en mi silla giratoria, bebiendo un largo trago de agua.
El día se me hizo demasiado largo y los síntomas de la resaca lo volvieron un completo infierno. Fue difícil no irritarme por cada error de los novatos en las prácticas... Pero me alivia saber que todo termino. Por el momento lo hizo. Contemplo la oscuridad nocturna por las ventanas de mi pequeña oficina. Es un poco tarde. El reloj inteligente en la pared indica que son pasadas de las once, pero por primera vez no me importa. Aunque estoy exhausta, no quiero ir a la casa.
«Debería quedarme aquí».
De todas formas dormir en la oficina era algo que hacía siempre antes de conocer el amor... Levanto mi celular y enciendo la pantalla notando la extraña falta de mensajes, llamadas de parte de los chicos. Ninguno me llamo en todo el día, no los vi por ninguna parte y es ese silencio lo que me llena de inquietud.
—A la mierda, hablaré con ellos mañana —murmuro para mí misma desistiendo a la idea de ir a la casa.
«No podré evitarlos para siempre».
Me aferro a la idea de hacerlo por esta noche, así que sin más me pongo de pie y salgo de la oficina en busca de una manta y quizá un cojín para dormir. Las luces de los pasillos están encendidas y aunque todo luce más solitario de lo normal, sé que no estoy sola. Cuando volteo a ver las paredes de cristal de las oficinas observo a algunas personas trabajando. Y me consuela saber que no soy la única que se quedara a dormir en el trabajo, por lo que camino más animada hacia el área de los casilleros de coreógrafos.
Pero apenas doblo por el pasillo casi choco con alguien y retrocedo mirando asustada de frente Namjoon... Me congelo, mi respiración se detiene también y miro que está en compañía de dos guardaespaldas. En cuanto sus ojos oscuros se encuentran con los míos, estos no logran decirme nada. Pero la seriedad en su semblante y su silencio me hace saber que no está feliz.
«Yo debería ser quien este furiosa».
Mi calma se desmorona y con dificultad me muevo cediéndoles el paso... No le digo nada, él tampoco rompe el silencio y pasa a mi lado como si no me conociera. Los chicos de seguridad lo siguen y así se alejan. Pero la distancia con él no me tranquiliza en lo absoluto, pues a pesar de que vuelvo a respirar mi pecho se mueve como si hubiera corrido un maratón. Todo empeora cuando los pierdo de vista al doblar por el pasillo, ya que miles de preguntas llegan a mi mente.
«¿Qué hace aquí a esta hora?».
Me quedo parada dudando de seguir con mi idea de quedarme a dormir aquí, pues no quiero darles la imagen patética de mí, durmiendo en la oficina solo para evitarlos.
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MIS SIETE SECRETOS
RomanceTe casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece. Prohibida su copia u adaptación. II PARTE DE LA HISTORIA