82: Sin lágrimas

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La imagen de mi reflejo en los espejos muestra un ápice de la aflicción que me invade, mis ojos lucen un poco cristalinos y mi pecho se mueve con una excesiva agitación debido a que mi escasa calma se desmorona, como un edificio que se desploma en lo profundo de un abismo oscuro; plagado de horrores y miedos que cobran vida...

Por más que trato de ignorar el miedo, este se mete en mi mente, igual que una cucaracha cuya tarea es susurrar miles de cosas que me lastiman, me llenan de inquietud y vuelven del paso de los segundos una eterna tortura.

—¿Por qué no respondes? —inquiero volviendo a llamarlo.

No quiero pensar lo peor de él, me niego a hacerlo, pues es una de las personas a las que podría confiarle ciegamente incluso mi vida... Por lo que intento aferrarme a la confianza y camino inquieta por el salón de prácticas, mientras mantengo el celular unido a mi oreja a la espera de que responda. Pero de nuevo la voz de la operadora indica que el celular está apagado, por lo que termino con la llamada y miro la pantalla de mi móvil descubriendo que mi mano tiembla un poco. Pero que también quiero seguir intentando llamarlo a pesar de que es inútil...

«¿Qué estás haciendo? ¿Por qué apagaste el celular? ¿Quién era esa mujer?».

En el intento de conservar la calma me apresuro a llamar a la única persona que puede brindarme respuestas y calmarme con el simple hecho de escuchar su voz...

—Osito...

Vamos a hablar seriamente esta noche —avisa Nam en un tono serio.

Tomo una respiración profunda y me esfuerzo para mantener encerrada la tristeza, la desesperación y la inquietud que me genera pensar en Suga...

—Está bien, ¿Qué pasa? ¿Por qué estas molesto? —pregunto en el intento de disimular.

Será mejor que te lo diga en persona...

«Hablarlo en persona».

En estos momentos lo único que quiero saber es que está pasando con Suga, pero a la vez las palabras de Nam me motivan a reflexionar y considero la posibilidad de aclarar la situación de la misma manera...

«En persona».

¿Tn? ¿Sigues allí? —inquiere Nam sacándome de mis cavilaciones.

—Sí, mi amor, quería preguntarte algo...

El silencio de su parte me hace saber que espera que continúe, por lo que intento buscar cuidadosamente las palabras debido a que no quiero que sepa lo ocurrido.

—¿Has hablado con Suga? —pregunto en voz baja.

Sí, creo que hablamos aproximadamente hace una hora... ¿Por qué?

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora