03: La oferta

12.4K 696 42
                                    

|TN|

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|TN|

Sonrío mirando que las chicas coordinan mejor sus movimientos. Fue un poco difícil ayudar a algunas a ser más flexibles, pero luego de mucho lo hacen mejor. Aunque como la perfeccionista sin remedio que soy no me siento satisfecha con su desempeño, ya que sé que pueden a hacerlo mejor. Por lo que después de muchas horas entrenando me tomo unos cuantos minutos para hidratarme y volver al trabajo. Me acerco a las bancas del salón de entrenamiento y saco una botella con agua de mi maletín.

—Oh, me alegra encontrarla Srta. Tn —habla una voz a mis espaldas.

Me giro encontrando a un hombre joven mirándome con una sonrisa, nunca antes lo había visto en la empresa, pero hago una pequeña reverencia saludando y lo miro confundida.

—Soy Kim Woojin, manager de Stray Kids —avisa entregándome una tarjeta.

Dudo en aceptarla, pero por cortesía la tomo.

—Disculpe que la interrumpa, pero es que no pude desaprovechar la oportunidad para hablar con usted.

—Usted dirá.

—He visto muchas de las coreografías que ha creado y estoy impresionado con su trabajo. Hable con algunos de sus colegas y me la recomendaron mucho, además de que uno de los chicos del grupo insistió mucho con trabajar con usted...

«Esto tiene que ser una broma».

—Por eso me gustaría que nos ayudara con una coreografía.

Trago grueso y miro nerviosa el alrededor temiendo que algún conocido nos vea.

«Esto me huele a problemas».

—Se trata de una colaboración entre el joven Lee Hyun y Hyunjin.

—N-Ninguno de los encargados del proyecto me ha contactado para ayudarles con eso, así que...

—Woojin —llama una voz ajena a nosotros.

En ese momento miro a un chico acercándose despacio. Lleva puesta una gorra y una mascarilla por lo que no miro bien su rostro, aunque todo indica que detrás de esas cosas se oculta un rostro angelado. Lo sé en cuanto me encuentro con su seductora mirada, pues de inmediato me obliga a voltear hacia otra parte para no ruborizarme tanto.

«Diablos es él...».

Entre su ropa informal y holgada es visible una figura esbelta que no pudo esculpirse más que con arduas rutinas de baile y ejercicio. Pero salgo de mis temores, pues en ese momento me percato de que incluso las chicas dejaron de moverse. Ellas se encuentran estáticas mirando con disimulo hacia nuestra dirección. Les hago una señal con la mano para que continúen y así lo hacen. Pero mi calma se larga cuando me vuelvo hacia ellos.

—Hola —saludo y fuerzo una pequeña sonrisa haciendo una leve reverencia.

Él también se inclina un poco hacia adelante en un saludo.

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora