|TN|
Me quedo anonada contemplando su fisonomía en mis completos cinco sentidos, sin alcohol de por medio, sin oscuridad, y personas borrachas a nuestro alrededor... Su cercanía me resulta tan familiar y me hace recordar que no es la primera vez que estoy así con él. Pues las lagunas mentales de lo ocurrido en la fiesta de Jisoo llegan en el peor momento: otra vez me encuentro bajo la atención de esos ojos que me miraban con deseo, mientras le desabrochaba los botones de la camisa. Otra vez su boca se encuentra peligrosamente cerca de la mía y por una temible razón miro ese lugar sintiendo tentación...
«Mierda».
—¿Te sientes bien? —pregunta en voz baja todavía con sus manos sujetando mi cintura.
—N-No te preocupes estoy bien, no debe ser nada... Creo que solo me excedí un poco en los ensayos —aviso recuperando el completo equilibrio.
—¿Ya comiste?
«No».
—Sí —miento forzando una sonrisa.
El recuerdo de mis esposos y el lugar en el que estoy, termina con la inmovilidad en mi cuerpo y me saca de mi trance. Por lo que tomo sana distancia con él que aleja sus manos de mi cintura, se ruboriza un poco y me mira nervioso.
—Lo siento no debí... Pero te ibas a caer —avisa con una pequeña sonrisa en modo de disculpa.
—Soy yo la que lamenta que tuvieras que presenciar eso, ¿Por qué lo viste? —pregunto cubriendo mi rostro con vergüenza.
Aprieta los labios reprimiendo una sonrisa y baja la mirada.
—¿Era una coreografía o algo así? —pregunta divertido.
Me echo a reír tomando eso como una respuesta y miro hacia otra parte en el intento de calmarme, pues mi cara se calienta como una braza volcánica.
—N-No lo era por desgracia —susurro con vergüenza.
—Te veías tierna... ¿Puedo saber que te molesto así? —pregunta cuidadoso.
Hago un esfuerzo para mirarlo intentando no darle importancia a lo de tierna.
—Una tontería sin importancia —miento.
Asiente despacio y se limita a mirarme de esa seductora manera que trae a mi pantalla mental, más recuerdos incomodos de lo que paso esa noche...
«Mierda no puedo creer que le toque el abdomen».
Trago grueso y miro el alrededor tratando de calmarme y descartar la idea de que uno de los chicos puede entrar y encontrarnos.
«Calma, están furiosos... no vendrán».
—Es un poco tarde... ¿Se puede saber a qué se debe tu visita? —inquiero con la intención de terminar con el silencio.
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MIS SIETE SECRETOS
RomanceTe casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece. Prohibida su copia u adaptación. II PARTE DE LA HISTORIA