67: Molesto

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—Hablaré con los chicos, sé que podemos solucionarlo y si no tenemos opción recluiremos a algunos en el manicomio por un tiempo, pero no pienses que no te queremos —dice con preocupación y tristeza.

Fuerzo una sonrisa y mis pequeñas manos envuelven las suyas.

—No dudo de tu amor, ni tampoco el de ellos —afirmo mirándolo a los ojos y sonrío levemente—. Estoy de acuerdo con lo de hablar, muy pronto lo haremos...

«Si, ya llegará el tiempo de hablar y sacar todo a la luz».

Distingo una ligera confusión en su semblante.

—¿Hay algo más? ¿Qué otra cosa te preocupa? —inquiere como si presintiera que no solamente es el tema de los celos me afecta.

—Suga —aviso de cierta manera con la verdad y también con la intención de desviar su atención.

«Aun no es tiempo para hablar de mi trabajo».

—Galletita, no te preocupes...

Busca mi mirada y esta vez sus manos envuelven las mías.

—No me gusta verte sufrir, haré lo que sea para que ese idiota hable contigo hoy mismo —afirma tranquilizador.

Lo miro y fuerzo una sonrisa.

—No, prefiero que no lo obligues a nada... No estoy así solo por eso —confieso en voz baja.

—¿Qué más te tiene mal?

Trago grueso.

—La resaca —miento en voz baja.

Asiente despacio.

—Pasaremos por la farmacia por más analgésicos... Oh, no quizá sea mejor llevarte al hospital o...

—Amorcito, tranquilo —digo sintiéndome culpable por preocuparlo—. Estaré bien con unas pastillas, solo siento un poco de dolor en la cabeza, eso es todo.

El alivio se instala en su semblante y me dedica una pequeña sonrisa.

—Está bien, pasaremos por la farmacia —dice con rapidez dirigiéndose hacia el chofer que asiente y vuelve su vista hacia el frente.

—Con eso basta —murmuro tranquilizadora.

Sin más vuelvo mi vista hacia la ventana y me quedo callada sumergiéndome de nuevo en mis preocupaciones.

—Estoy seguro que todo se arreglara con Suga. Él puede ser a veces impulsivo, pero no es estúpido —recuerda llamando mi atención—. Cuando se calme reflexionara y te llamará.

Coloca un mechón de mi cabello detrás de la oreja y sonríe.

—Y si no lo hace entonces iré a buscarlo y lo traeré como sea para que hable contigo.

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora