29: Ayúdame

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En medio de mi deleite el horror me invade al recordar que debo ir a trabajar, las obligaciones no me permiten quedarme más tiempo así. La falta de oxígeno vuelve más fácil terminar con nuestra sesión de besos y caricias. No lo dudo más y rompo la unión de nuestras bocas. Pero él se ocupa con rapidez de besar mi cuello y me abraza con mayor fuerza y cariño.

—Amorcito, tengo que ir a trabajar —recuerdo tratando de liberarme.

Hobi gruñe.

—Nosotros también —avisa una voz ajena a nosotros.

En ese momento me percato de la presencia de Nam, quien se encuentra de pie mirándonos con seriedad.

—Pero claro olvidaba que para él si hay muchos besos —ironiza en un reclamo para luego beber un largo trago de zumo de naranja de la caja.

Le dirijo una mirada furibunda teniendo más presente que él fue quien provoco este distanciamiento.

—Y para mí también habrán muchos besos —afirma Jimin acercándose hacia nosotros.

—Huye ahora que puedes, yo lo distraigo —susurra Hobi siendo mi cómplice.

Él me suelta y corro hacia el ascensor cuyas puertas se abren en el instante que presiono el interruptor, entro y antes de que me quede encerrada logro mirar que Jimin camina más rápido hacia mí, pero Hobi se interpone en su camino y alarga sus brazos como una red dispuesto a atraparlo.

—Ya se fue —avisa Hobi.

Las puertas se cierran y no miro la reacción de Jimin, aunque alcanzo a escuchar la risa de Jungkook que me hace saber que tuvo que ser una graciosa.

«Eso es poco para lo que se merece por dejarme con ganas».

Pronto salgo de mi momento divertido al sentir la vibración de mi celular, lo saco de mi bolso y apenas miro la pantalla los nervios emergen de su escondite. Pero agradezco la soledad del sitio y esta vez no lo pienso mucho y contesto...

(***)

Jennie no quiso darme ningún detalle del favor que necesita por celular, ya que tan solo me cito frente a una tienda cercana a la empresa para que nos viéramos este mismo día. Por lo que tuve que ir al trabajo y espere la hora de la comida para verla.

Como es de esperarse me paso las órdenes de Jungkook por el trasero, ya que todavía queda algo de mi antigua yo en mi interior. El amor no me ha cegado tanto como para dejar que me prohíba y controle mis amistades, por lo que me resigno a guardarle más secretos como este y me pongo en marcha...

«No voy a dejar de hablarle a las chicas solo por un capricho de él».

Camino despacio por la calle un poco atestada de personas y coches. No me atreví a llamar al chofer que los chicos me asignaron, ya que mi destino no queda demasiado lejos y aunque el señor parece un tipo discreto prefiero evitar riesgos. No dudo que Jungkook o alguno de los otros, pueda tomarse algunos segundos para interrogarlo y saber a qué lugares me lleva.

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora