Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
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Sus palabras me toman por sorpresa, ya que tengo bastante presente que Suga no es la clase de chico que suele expresar sentimientos como ese con frecuencia. La mayoría de veces en que lo ha hecho ha sido mediante mensajes y en la completa soledad de la habitación, cuando solo estamos él y yo, momentos tan íntimos en los que he podido ver cuánto se le dificulta decir esas cosas y a la vez lo hermoso que puede ser ese lado sensible que pocos conocen de él... Eso me provoca sonreír y miles de emociones estallan en mi pecho.
—Yo también te amo, Daddy, perdóname por no haber estado para ti estos días pero es que estaba...
Me callo al instante recordando que no puedo decirle aun lo de mi trabajo.
—No te preocupes por eso, tampoco debí dudar de esa manera de ti... D-Discúlpame —susurra con dificultad esa última palabra.
—Te perdono —digo sonriente.
—Me dirás, ¿por qué estabas molesta?
Al instante mi sonrisa pierde amplitud y me remuevo nerviosa viendo el alrededor como si eso fuera a darme una respuesta, pero ocurre todo lo contrario, aumenta mi inquietud.
—Y no me digas que no estabas molesta, porque te conozco, sé que hubo algo que te molesto...
«Su insistencia en controlar lo que no se debe».
Hago un esfuerzo para guardarme esas palabras y decirlas en el momento correcto: cuando mi trabajo con Hyunjin haya terminado y todo se vuelva público.
—E-Estaba molesta porque...
Trago grueso.
—Porque dijiste que te buscarías a un amante que sepa cantar —miento nerviosa.
Los segundos transcurren en silencio y por un segundo pienso que termino la llamada, pero pronto escucho el suave sonido de su risa.
—¿Estabas molesta por el amante o por el hecho de que pudiera cantar? —pregunta con ligera diversión
—Por las dos cosas —contesto divertida.
—Baby, sabes que no lo decía en serio... Además, para fijarme en alguien primero tendría que dejar de amarte —susurra tranquilizador.
Sus palabras aplacan mi enojo y lo convierten en ternura, pues en realidad nunca he dudado de que pueda serme infiel, ya que por experiencia sé lo complicado que puede ser en ese tipo de cosas. Por lo que a veces me sorprende que se fijara en mí, aun no entiendo que me miro para eso.
—No tienes que preocuparte por eso, baby, debes saber que buscarme un amante sería difícil por no decir imposible...
—Nunca digas nunca —bromeo reprimiendo una carcajada.
