95: ¿Celos? II PARTE

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Me quedo paralizada sintiendo dificultad incluso para respirar y existir, pues todo el mundo a mi alrededor desaparece y lo único que existe son los chicos que pronto dejan de discutir y aunque retroceden un poco puedo sentir en todo momento sus intensas miradas sobre mí...

«¡¿Estoy soñando?!».

Pero noto que ellos también miran a Félix que me quita con suavidad las cosas de la mano, sonríe levemente y luego se las entrega a su guardaespaldas. El señor toma las bolsas y camina en dirección a la camioneta en la que está el chofer esperando afuera, pues también se muestra atento a los movimientos de los chicos. Ellos no dicen nada, permanecen quietos y aunque todo está oscuro y sus rostros se encuentran cubiertos con mascarillas, llevan sombreros y no logro ver mucho de sus expresiones. Creo que no soy la única que percibe peligro y una posible amenaza hacia Félix, pues los guardaespaldas parecen alerta.

«No hagan una estupidez, no en mi trabajo por favor».

Casi al borde una crisis nerviosa los miro con atención casi suplicando que se alejen, que me esperen en la camioneta, ya que cada vez temo más que alguien los reconozca y...

—¿Todo bien? —pregunta Félix sacándome de mi infierno.

Con dificultad dejo de mirar a los chicos y me vuelvo hacia él.

—S-Si —miento forzando una sonrisa.

Félix, asiente despacio y aunque distingo una ligera incomodidad en su expresión, pues parece que se ha dado cuenta de la manera extraña y perturbadora en la que ellos lo miran, me dedica una dulce sonrisa y se muestra tranquilo.

—¿Los conoces? —pregunta en voz baja alternando su mirada entre ellos y yo.

Una palidez casi mortal se expande por mi rostro, mientras siento que al mirarlos me resulta más difícil hablar.

—Claro que los conozco... T-Te dije que son... Quiero decir que uno de ellos es mi novio —contesto con mayor dificultad.

Él asiente despacio y me mira.

—Parecen molestos —susurra con cuidado.

Es buen observador...

«Están furiosos».

Fuerzo una sonrisa y trato de mostrarme tranquila.

—No es eso... Ellos solo son un poco bromistas —miento en voz baja, pues en el fondo también me incomoda sentirme demasiado observada por ellos.

—¿Segura?

Su pregunta me toma por sorpresa, ya que distingo una ligera preocupación en su rostro y a la vez desconfianza cuando los mira. Desde la distancia parece que ellos lucen expectantes hacia algo y no tengo que preguntar, para saber que están esperando que me despida de él o simplemente me aleje...

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora