70: Feliz noche

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Me pega con fuerza contra la pared, mientras sus labios se mueven con mayor rapidez y desesperación como si quisieran devorarme. Y esto me permite sentir mejor su piercing, por un instante siento ganas de jugar con este como de costumbre. Y lo haría si no estuviera por caer en un profundo letargo, pues apenas logro seguir el ritmo del beso.

Mantener los ojos cerrados aumenta mis ganas de dormir y me quedo quieta, al igual que un zombi, una muñeca sexual que le cede todo el control a su dueño para que le haga todo lo que quiera.

Sus manos se introducen bajo mi blusa y acarician toda mi espalda baja. Pronto ascienden un poco y aunque me provocan unos ligeros escalofríos, puedo sentir que desabrocha con rapidez mi sujetador. Y enseguida quiero frenar su intención de desvestirme, pero él sujeta mi cintura y con mucha facilidad me carga provocando que mis piernas rodeen su cintura.

—Jungkook...

Mis palabras se ahogan en sus labios que no me permiten decir nada más, pues me besa con mucha ferocidad y en ese instante siento que camina hacia alguna parte.

—Te quiero para mí toda la noche... No sabes cómo me he sentido estos días en los que he dormido sólo —susurra contra mi boca y vuelve a besarme.

—Mi rey —digo contra sus labios.

—Dime —murmura con su voz cargada de deseo en lo que se encarga de dejar besos húmedos en mi cuello.

Termino con el beso y miro que se dirige hacia las escaleras.

—Llévame a la cama —susurro casi durmiéndome entre sus brazos.

—Eso hago, nena —dice presionando su cara contra mis pechos.

Una vez asciende por las escaleras camina más rápido a través del pasillo y pronto abre la puerta con una patada, se adentra a la habitación y me lleva hacia la cama. Una vez me acuesta con cuidado sobre esta me quedo quieta como un cadáver, pues la falta de energía y la suavidad del colchón sobre el que reposa mi cuerpo aumentan mis ganas de dormir.

Pero mi sueño es interrumpido por mi esposo que se coloca en medio de mis piernas, debido a su aspecto rudo esta postura lo hace lucir más fuerte y peligroso. Pero opuesto a lo que haría alguien así, se dispone a quitarme los zapatos y en medio de su tarea noto como su oscuro cabello recae sobre su rostro y en repetidas ocasiones lo aparta para mirar mejor mi cuerpo...

Se muerde el labio inferior y me mira como algo exquisito, por lo que estoy segura que una vez me quite los zapatos lo siguiente que querrá arrancarme será lo ropa.

—Estás demasiado callada —dice con su voz ligeramente agitada y me quita un zapato.

No le digo nada y cierro los ojos deseando quedarme así por unos minutos, quizá unas horas o días.

—Te quiero escuchar gimiendo y gritando mi nombre —dice con frustración y apoya sus manos a cada lado de mi cabeza y se acuesta un poco sobre mí.

«Lo único que me escuchará será dormir como una vaca».

—Nena, quiero estar contigo...

En ese instante abro los ojos por un segundo y miro el bulto que se pronuncia en su pantalón, luce realmente levantado y apetecible de tocar.

—¿No quieres tocar a tu esposo? ¿No me deseas? —inquiere con su voz agitada y toma una de mis manos y la coloca sobre su abdomen.

Tocar las formas torneadas de la zona es como sentir una tableta dura de chocolate: en este caso sería chocolate blanco. Mueve mi mano por todo el lugar haciendo que lo acaricie más y no niego que manosearlo de esta manera, enciende una chispa de deseo en mi interior. Pero el sueño es más fuerte y como una tormenta de nieve enfría mi cuerpo, me deja congelada, ya que no tengo energía ni siquiera para mover las manos y tocarlo.

—Eres hermoso —susurro soñolienta.

Coloca mi mano sobre su erección y a través del pantalón puedo palpar su dureza, está demasiado levantada.

—¿Lo sientes?

Sonrío levemente y asiento despacio.

—Estoy duro por ti... Desde esta mañana lo estoy y aunque tuve que ocuparme de esto con mi mano, porque no podía ir a trabajar así, siempre que pienso en ti es como si me tomara una maldita Viagra o algo parecido.

Esbozo una pequeña sonrisa, pues si no estuviera tan cansada seguro estaría sobre él dándole mucha atención.

—¿Tienes idea de lo que sentí? Cuando supe que una desconocida te disfruto anoche, mientras que tuve que dormir sólo sintiéndome así...

Me quedo callada por unos segundos en los que distingo los celos y el enojo en su mirada.

—Lo siento —susurro.

No quiero provocar otra discusión debido a que apenas puedo mantener los ojos abiertos, pero mi disculpa parece que no lo calma. Pues estampa sus labios contra los míos en un lento beso que intento corresponder, pero las ganas de dormir aumentan tanto que me quedo inmóvil y me limito a disfrutar del contacto suave, húmedo de su boca que me besa con delicadeza y deseo.

—Nena —llama terminando con la unión de nuestras bocas.

—¿Qué? —inquiero media dormida.

No abro los ojos, pero intento mantenerme atenta a lo que dice.

—Al parecer estar con Hobi y esa mujer te dejo muy cansada —dice molesto y toma un poco de distancia.

—Quiero dormir —aviso en voz baja intentando acomodarme de lado para descansar.

—Bien, entonces duerme —espeta molesto y sin más se aleja con rapidez.

No lo miro debido al placer que encuentro en mantener los ojos cerrados, pero escucho que cierra la puerta de golpe y se larga furioso.

Nota de autora: Pobre de nuestro Conejito. Aun así creo que la canción de arriba le sienta demasiado bien, oh sii... Oh, Conejito que bueno estas, que bueno estas Conejito...

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