Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
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Abro los ojos despacio sintiendo que la luz matutina me molesta, por lo que me cubro la vista con la mano por unos segundos. Una vez me acostumbro a la claridad, muevo la cabeza hacia un lado sintiendo mejor la suave y acogedora superficie sobre la que descansa mi cabeza y manos... Toco más ese pecho fuerte y cálido. No puedo evitar sonreír, pues me encanta tener esta clase de despertares y sentirme entre sus brazos.
«¿Jungkook? No, no tiene que ser Jimin o Hobi».
Pero mi vista un poco borrosa me muestra que no estoy en mi habitación, esta no es mi casa y en ese instante descubro que estoy dormida entre los brazos de un desconocido. Salgo con rapidez de mi soñolencia y levanto la cabeza encontrándome de frente con el rostro cercano de Hyunjin. Lo miro con horror y ahora entiendo de donde viene esa agradable mezcla de olores florales, cedro y frutas con las que estaba soñando... Es su perfume.
«¡¿Qué diablos paso?!».
Libero una maldición sin poder creer que me quede dormida de esta manera en el sofá de la sala con él. Noto que algunos botones de su camisa están desabrochados, dejando a la vista esas formas contorneadas en su pecho y unos abdominales como cincelados en mármol. Alejo mis manos de ese lugar ajeno. Y en medio de mi horror me levanto con rapidez sintiéndome un poco mareada. En el acto me doy cuenta de la presencia de Félix, quien parece haberse quedado dormido a mi otro costado con su cuerpo ligeramente recargado sobre el mío.
—Mierda... —susurro mirando que no fuimos los únicos en quedarnos dormidos así, pues hay más famosos dormidos en posturas incomodas, dolorosas, ocupando espacios como los sofá, sillones e incluso el piso.
Miro nerviosa a los dos chicos que me sirvieron de almohada y sabana. Lucen profundamente dormidos, mostrando una apariencia angelical que haría que cualquier chica se quedara hipnotizada viéndolos. Por suerte llevan ropa y eso me hace saber que no pasó nada indebido, aunque no puedo creer que me quedara dormida en medio de ambos.
«Debí hacerle caso a Suga».
Me llevo las manos a la cabeza, pues un terrible dolor viene acompañado con el arrepentimiento. En el fondo sé que esto es poco para lo que me merezco. Mi cerebro parece que va a estallar, mientras miro a Taeyong, Lisa y a muchas personas dormidas.
«Mierda el trabajo... ¡los chicos!».
Camino despacio en medio del caos por momentos sintiendo que me voy a morir allí mismo, pues los terribles malestares de la resaca vuelven una tortura estar despierta, viva. Pero avanzo sin un rumbo definido por la amplia sala, hasta que me encuentro con Jisoo que se toca la cabeza, mientras bebe un líquido caliente de una taza y parece que la está pasando peor que yo.
—T-Tengo que irme... Mierda, tengo que ensayar con las chicas, firmar algunos papeles y... mierda, tengo que irme —digo con horror.
Hace una mueca bebiendo un sorbo de su bebida y me mira.