Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|TN|
En medio de la profunda oscuridad puedo sentir que recibo unas suaves caricias en mi cara, al principio me niego a prestar atención a esto y trato de continuar hundida en mi sueño profundo. Pero el tiempo transcurre, las caricias no cesan y lentamente me sacan de mi estado de reposo debido a que me doy cuenta de que se trata de unos dedos que acarician mi mejilla. Pero a pesar de esto mantengo los ojos cerrados sintiendo que mis parpados pesan como el plomo, un ligero dolor muscular me obliga a permanecer inmóvil y una inmediata necesidad por volver a dormir me invade...
«Cinco minutos más, por favor».
En medio de mi profundo letargo me invade una sensación de ser observada, mientras que las caricias se acercan despacio a mis labios y por un segundo eso me provoca sonreír, pero en ese instante despierta un intenso dolor emocional que trae consigo un amargo recuerdo...
«No estoy en mi cama, no estoy en el apartamento y no estoy con ninguno de mis esposos».
Eso es como un golpe cerebral que de manera inmediata pone en alerta mis sentidos, por lo que abro los ojos con rapidez y miro asustada el rostro cercano de Hyunjin. Enseguida retrocedo asustada cruzando el límite de la banqueta, pues caigo de bruces en el piso.
—Lo siento no quería asustarte, ¿Estas bien? ¿Te lastimaste? —pregunta con preocupación y se acerca rápido.
El golpe en mi trasero y brazos me ayuda a despertar y en ese instante me percato del sitio estrecho sobre el que me quede dormida...
—¿Estas bien? —inquiere con suavidad y acerca su mano con la intención de ayudarme a levantarme.
La sorpresa me invade y dudo en tomar su mano, ya que no puedo olvidar lo cerca que estaba de mí hace un momento...
«¡Estaba viéndome dormir!».
Unos inmediatos nervios se apoderan de mí. Todo empeora cuando sus ojos oscuros y expresivos se encuentran con los míos, pues en ellos detecto un interés especial que me hace tener más presente mi triste situación sentimental y mi deber de ponerle fin a lo que sea que está pasando. Pues todo lo que sé es que nunca podré corresponderle y mucho menos en un lugar como el trabajo, así que rompo el contacto visual y bajo la mirada.
Miro que acerca despacio su mano a la mía, al principio noto la duda en esta acción debido a que a milímetros de tocarme se detiene, pero finalmente su mano se posa sobre la mía y con ello me obliga a mirarlo a los ojos.
—Hyunjin, esto no está bien —digo nerviosa y alejo despacio mi mano terminando con todo tipo de contacto con él.
—L-Lo sé, disculpa —murmura con ligera vergüenza, pero luego me mira con atención—. No pretendía incomodarte o irrespetar tu relación con tu novio, pero es que no pude evitar preocuparme por ti... Parece que no estás pasando por el mejor momento y por eso no me atreví a dejarte sola.