Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
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La tenue luz de las velas me permite ver el rostro de Lisa a una corta distancia, mientras sus ojos oscuros que casi combinan con la oscuridad que nos rodea reflejan una mezcla de preocupación y temor. Mientras me mira con atención y en su expresión distingo sus ganas de hablar, quizá desvelar tantas cosas que cada vez me ponen más nerviosa y alimentan el miedo...
—¿Qué hizo Suga? —inquiero en voz baja.
—Si te digo sé que no me lo crearas —afirma con una convicción tan firme que me hace sentir que está leyendo mis pensamientos.
Lisa, respira con fuerza, aparta con suavidad un mechón de cabello de mi rostro y me mira con mayor atención.
—La próxima vez que nos veamos te lo diré todo, pero también te mostraré pruebas para que sepas que no estoy inventando nada...
—¿Por qué no me lo dices ahora y luego muestras las pruebas?
Ella se queda callada y me mira con tristeza.
«Calma son cosas del pasado».
—Lisa, dime por favor...
La preocupación crece en mi interior, al igual que mis ganas por saberlo todo de una vez y terminar de destruir lo que queda de la buena imagen que tengo de él.
—Quiero saberlo ahora —insisto sin poder ocultar la angustia en mi voz.
Niega con la cabeza.
—Sé que si te lo digo ahora no me vas a creer.
—Lo haré... V-Voy a creerte —miento nerviosa.
Me mira directo a los ojos y guarda silencio por unos segundos que parecen ser suficientes para desmentirme, pues al instante noto que la incredulidad se asoma en su expresión.
—No lo harás —susurra con tristeza.
Trago grueso.
—¿T-Tan malo es lo que tienes que decir de él?
Lisa, baja la mirada y respira con fuerza mostrándose un poco nerviosa.
—Lo que te voy a contar te parecerá una locura...
Sus ojos oscuros se clavan en mí y en ellos distingo una mezcla de enojo y tristeza que me inquietan más.
—Él y sus amigos hicieron algo terrible...
—¿Tuvieron relaciones desastrosas con las chicas? —inquiero tratando de adivinar.
Lisa, se queda callada y me mira con atención por unos largos segundos que me resultan como una eternidad, pues la seriedad en su semblante se termina con el esbozo de una pequeña sonrisa.
