87: Estúpida

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Por momentos me cuesta aceptar que lo que estoy viviendo es real, pues son tantas las cosas que me atormentan y provocan dolor en mí, que me hacen sentir en medio de una tétrica pesadilla de la que quiero despertar. Quiero escapar de este lugar. Quiero encontrar una salida, pero de no existir una, al menos quiero dormirme en medio de este infierno para no tener que vivirlo y así poder despertar en un sueño: mi paraíso. Ese lugar en el que me sentía segura, en calma y con la plena dicha de tener a mi lado a mis complementos: ellos.

Quiero abrir los ojos por la mañana, saber que ellos siguen conmigo y que todo es como antes. Sin preocupaciones, sin peleas y sin tener de por medio estos muros de hielo construidos por el enojo y el rencor.

Pero estas invenciones de mi mente a la vez son crueles, pues en mi situación no puedo verlas más como simples ilusiones. Cosas que están muy lejos de realizarse en el mundo real. Nunca pensé que llegaría el momento en que vería tan lejana la posibilidad de estar con ellos, sin sentir dolor, sin sentirme engañada y tan estúpida.

«¿Desde cuándo todo se fue a la mierda? ¿Por qué me doy cuenta de eso hasta ahora?».

Aunque mi corazón herido aun anhela un bello amanecer junto a ellos, mi razón y el dolor me han obligado a renunciar a eso, para que camine en compañía de la soledad a mitad de la noche por la calle. Avanzo sin un rumbo definido, ni nada más que mi celular y el bolso con mis cosas del trabajo.

«He sido tan estúpida».

Recito mentalmente ante el dolor y enojo que me corroen, mientras avanzo por la calle.

Desde que abandone el apartamento las lágrimas no han parado de salir y en el fondo agradezco ser la única que a simple vista se encuentra en el sitio. Pues eso me permite llorar sin ninguna clase de contención, aunque en ocasiones la dificultad para respirar me obliga a detenerme y sin remedio vuelve a quedarme parada.

Apoyo mi mano contra la pared de una tienda cerrada y trato de regular mi respiración, como también de limpiar mis mejillas húmedas. Pero todo se vuelve en vano, pues el sentimiento de tristeza es tan grande que no puedo dejar de llorar y eso me genera odio. Odio sentirme así. Odio no poder evitarlo. Odio llorar y no conseguir aliviar con eso el dolor...

En medio de mi llanto silencioso escucho de nuevo la vibración de mi celular en mi bolsillo. Anuncia otra llamada, por lo que hago un esfuerzo para sacarlo y aunque estoy segura de que no voy a responder miro esta vez de quien se trata...

Papito.

En cuanto pienso en Taehyung siento que mi sangre se calienta como lava volcánica, mis manos temblorosas sujetan con más fuerza el celular y las lágrimas se deslizan abundantes por mis mejillas y sin pensar respondo su llamada.

Mi amor, estoy por salir a buscarte... ¿Por qué te fuiste así? ¿En dónde estás?

—Escuche lo que dijiste —aviso dolida—. Lo escuche todo...

MIS SIETE SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora